Para la Vigilia Pascual nos
ponemos todas nuestro mejor hábito, el velo más nuevo, los zapatos más
elegantes... incluso a Celia le hizo un peinado precioso Sión. Todo es poco
para Cristo, y más en esa Noche Santa.
Cuando me estaba poniendo la
saya limpia (falda blanca que llevamos debajo del hábito), fui a coger las
cosas que tenía en los bolsillos de la que había estado usando. Pero, como los
tenía bien cargados, decidí coger sólo lo fundamental.
Para el bolsillo derecho cogí
mi Cruz y mi Rosario, y, para el izquierdo, unos Evangelios tamaño bolsillo y
un dedal.
Al ponerme la saya, me reía yo
sola: ¡vaya bolsillos! Quién me iba a imaginar llevando estas cosas...
Justo esa mañana, Lety nos
había dado un tema preparativo para la Vigilia Pascual, en el que explicaba que
tenemos necesidad de signos y ritos que nos hablen de Cristo, y por eso la
liturgia (y especialmente esa noche) está cargada de ellos: cirio, luz, fuego,
agua... Los necesitamos porque son sencillos y cualquiera los puede comprender,
de manera que no nos cuesta ver a Cristo en lo que representan.
Entonces vi el tema hecho
realidad en mis bolsillos. Me gusta mucho echar mi mano al bolsillo y poder
agarrar fuerte mi Cruz pidiéndole al Señor poder verle, o pasar las cuentas del
rosario cuando necesito recobrar la paz.
Sí, lo sé, no es que sean unos
bolsillos convencionales, quizá de una monja te esperas cualquier cosa, aunque
seguro que te preguntas qué pinta un dedal en todo esto.
Se trata de un ejemplo que hace
años me puso un sacerdote:
"Imagina que vives en un
pueblo antiquísimo, de esos en los que sólo hay una fuente. Todo el que tiene
necesidad de agua va a la fuente a por ella. Y ahora, imagina que tu cántaro es
así de pequeñito, tan pequeño como ese dedal. ¿Qué te ocurriría? Intentarías
irte de la fuente con él lleno, pero tendrías que volver enseguida. No te
puedes ir muy lejos sin sentir una gran sed. Y, al final, acabas dándote por
vencido y decides quedarte en la fuente.
Pues eso es tu pobreza, tu
humor, tu pequeñez o lo que te hace caer; es tu dedal, el que continuamente te
vuelve al Señor, a la fuente."
Este pequeño signo en mi
bolsillo me vuelve continuamente a Él; cuando lo veo, siento que mi corazón se
ensancha, porque hay una Fuente que me espera.
Hoy el reto de Amor es meter en
tu bolsillo un signo, algo que te recuerde que Cristo te ama. Desde un
crucifijo, una imagen en la cartera, o aquello que sabes que, cuando lo veas,
te va a recordar que eres amado por Él.
Cruz, medalla, dedal... ¿cuál
es el tuyo?
VIVE DE CRISTO
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