21/04/2018

Penitência é atender os que sofrem

Esta é a receita para o teu caminho de cristão: oração, penitência, trabalho sem descanso, com um cumprimento amoroso do dever. (Forja, 65)


E se agora não te ocorre como responder concretamente aos apelos divinos que se fazem ouvir no teu coração, ouve-me bem.
Penitência é o cumprimento exacto do horário que te fixaste, mesmo que o corpo resista ou a mente pretenda evadir-se com sonhos quiméricos. Penitência é levantares-te pontualmente. E também, não deixar para mais tarde, sem motivo justificado, essa tarefa que te é mais difícil ou custosa.

A penitência está em saber compaginar as tuas obrigações relativas a Deus, aos outros e a ti próprio, exigindo-te, de modo que consigas encontrar o tempo necessário para cada coisa. És penitente quando te submetes amorosamente ao teu plano de oração, apesar de estares cansado, sem vontade ou frio. (Amigos de Deus, 138)

Temas para reflectir e meditar

Paz

Não só o niilismo, mas também o fanatismo religioso, que hoje se chama frequentemente fundamentalismo, pode inspirar e alimentar propósitos e actos terroristas. 
Intuindo desde o princípio o perigo destrutivo que representa o fundamentalismo fanático, João Paulo II denunciou-o energicamente, chamando a atenção sobre os que pretendem impor com a violência a própria convicção acerca da verdade, em vez de propô-la à livre aceitação dos demais.

O niilismo e o fundamentalismo coincidem num perigoso desprezo pelo homem e pela sua vida e, em última instância, pelo próprio Deus. (...) na análise das causas do fenómeno contemporâneo do terrorismo é desejável que, além das razões de carácter político e social, se tenham em conta também as más fundas motivações culturais, religiosas e ideológicas.

(Bento XVIMensag. no dia mundial da paz, 2006.01.01)

Evangelho e comentário

Tempo de Páscoa

Santo Anselmo – Doutor da Igreja

Evangelho: Jo 6, 60-69

60 Depois de o ouvirem, muitos dos seus discípulos disseram: «Que palavras insuportáveis! Quem podem entender isto?» 61 Mas Jesus, sabendo no seu íntimo que os seus discípulos murmuravam a respeito disto, disse-lhes: «Isto escandaliza-vos? 62 E se virdes o Filho do Homem subir para onde estava antes? 63 É o Espírito quem dá a vida; a carne não serve de nada: as palavras que vos disse são espírito e são vida. 64 Mas há alguns de vós que não crêem.» De facto, Jesus sabia, desde o princípio, quem eram os que não criam e também quem era aquele que o havia de entregar. 65 E dizia: «Por isso é que Eu vos declarei que ninguém pode vir a mim, se isso não lhe for concedido pelo Pai.» 66 A partir daí, muitos dos seus discípulos voltaram para trás e já não andavam com Ele. 67 Então, Jesus disse aos Doze: «Também vós quereis ir embora?» 68Respondeu-lhe Simão Pedro: «A quem iremos nós, Senhor? Tu tens palavras de vida eterna! 69 Por isso nós cremos e sabemos que Tu é que és o Santo de Deus.»

Comentário:

As palavras de Jesus são entendidas “à letra” como se constata pela reacção que provocam.

Poderia, Cristo, ter explicado melhor o que dissera?

Sem dúvida que sim, mas, de facto, o que Ele quer e deseja é que oiçam o que tem para dizer com os ouvidos e com o coração porque, se os ouvidos ouvem o coração interpreta.

Não se ouvem as palavras de Cristo como quem ouve um discurso, mas como algo que deve ir directamente ao mais íntimo da nossa pessoa humana e, sendo assim, pensar no que ouve e, se não entende, perguntar para ficar esclarecido.

Pedro ouviu e entendeu as palavras do Mestre por isso deu a resposta que ficará para sempre como um acto de Fé consciente e consistente.

Assim, ouviu da boca do Senhor a afirmação que era ‘bem-aventurado’.



(AMA, comentário sobre Jo 6, 60-69, 05.052017)

Leitura espiritual

LIBRO DE LA VIDA

Segundo edição de 1562


PRÓLOGO



CAPÍTULO 6

6. Comencé a hacer devociones de misas y cosas muy aprobadas de oraciones, que nunca fui amiga de otras devociones que hacen algunas personas, en especial mujeres, con ceremonias que yo no podía sufrir y a ellas les hacía devoción; después se ha dado a entender no convenían, que eran supersticiosas. Y tomé por abogado y señor al gloriosoSan José y encomendéme mucho a él.

Vi claro que así de esta necesidad como de otras mayores de honra y pérdida de alma este padre y señor mío me sacó con más bien que yo le sabía pedir. No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado Santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad, a este glorioso Santo tengo experiencia que socorre en todas y que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto en la tierra -que como tenía el nombre de padre, siendo ayo, le podía mandar-, así en el cielo hace cuanto le pide.

Esto han visto otras algunas personas, a quien yo decía se encomendasen a él, también por experiencia; y aun hay muchas que le son devotas de nuevo, experimentando esta verdad.

7. Procuraba yo hacer su fiesta con toda la solemnidad que podía, más llena de vanidad que de espíritu, queriendo se hiciese muy curiosamente y bien, aunque con buen intento. Mas esto tenía malo, si algún bien el Señor me daba gracia que hiciese, que era lleno de imperfecciones y con muchas faltas. Para el mal y curiosidad y vanidad tenía gran maña y diligencia. El Señor me perdone.

Querría yo persuadir a todos fuesen devotos de este glorioso Santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios. No he conocido persona que de veras le sea devota y haga particulares servicios, que no la vea más aprovechada en la virtud; porque aprovecha en gran manera a las almas que a él se encomiendan. Paréceme ha algunosaños que cada año en su día le pido una cosa, y siempre la veo cumplida. Si va algo torcida la petición, él la endereza para más bien mío.

8. Si fuera persona que tuviera autoridad de escribir, de buena gana me alargara en decir muy por menudo las mercedes que ha hecho este glorioso Santo a mí y a otras personas; mas por no hacer más de lo que me mandaron, en muchas cosas seré corta más de lo que quisiera, en otras más larga que era menester; en fin, como quien en todo lo bueno tiene poca discreción. Sólo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no me creyere, y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción. En especial, personas de oración siempre le habían de ser aficionadas; que no sé cómo se puede pensar en la Reina de los ángeles en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que no den gracias a San José por lo bien que les ayudó en ellos. Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso Santo por maestro y no errará en el camino. Plega al Señor no haya yo errado en atreverme a hablar en él; porque aunque publico serle devota, en los servicios y en imitarle siempre he faltado.

Pues él hizo como quien es en hacer de manera que pudiese levantarme y andar y no estar tullida; y yo como quien soy, en usar mal de esta merced.

9. ¡Quién dijera que había tan presto de caer, después de tantos regalos de Dios, después de haber comenzado Su Majestad a darme virtudes, que ellas mismas me despertaban a servirle, después de haberme visto casi muerta y en tan gran peligro de ir condenada, después de haberme resucitado alma y cuerpo, que todos los que me vieron se espantaban de verme viva! ¡Qué es esto, Señor mío! ¿En tan peligrosa vida hemos de vivir? Que escribiendo esto estoy y me parece que con vuestro favor y por vuestra misericordia podría decir lo que San Pablo, aunque no com esa perfección, que no vivo yo ya sino que Vos, Criador mío, vivís en mí, según ha algunos años que, a lo que puedo entender, me tenéis de vuestra mano y me veo con deseos y determinaciones y en alguna manera probado por experiencia en estos años en muchas cosas, de no hacer cosa contra vuestra voluntad, por pequeña que sea, aunque debo hacer hartas ofensas a Vuestra Majestad sin entenderlo. Y también me parece que no se me
ofrecerá cosa por vuestro amor, que con gran determinación me deje de poner a ella, y en algunas me habéis Vos ayudado para que salga con ellas, y no quiero mundo ni cosa de él, ni me parece me da contento cosa que salga de Vos, y lo demás me parece pesada cruz.

Bien me puedo engañar, y así será que no tengo esto que he dicho; mas bien veis Vos, mi Señor, que a lo que puedo entender no miento, y estoy temiendo -y con mucha razón- si me habéis de tornar a dejar; porque ya sé a lo que llega mi fortaleza y poca virtud en no me la estando Vos dando siempre y ayudando para que no os deje; y plega a Vuestra Majestad que aun ahora no esté dejada de Vos, pareciéndome todo esto de mí.

No sé cómo queremos vivir, pues es todo tan incierto. Parecíame a mí, Señor mío, ya imposible dejaros tan del todo a Vos; y como tantas veces os dejé, no puedo dejar de temer, porque, en apartándoos un poco de mí, daba con todo en el suelo.

Bendito seáis por siempre, que aunque os dejaba yo a Vos, no me dejasteis Vos a mí tan del todo, que no me tornase a levantar, com darme Vos siempre la mano; y muchas veces, Señor, no la quería, ni quería entender cómo muchas veces me llamabais de nuevo, como ahora diré.


CAPÍTULO 7


1. Pues así comencé, de pasatiempo en pasatiempo, de vanidad en vanidad, de ocasión en ocasión, a meterme tanto en muy grandes ocasiones y andar tan estragada mi alma en muchas vanidades, que ya yo tenía vergüenza de en tan particular amistad como es tratar de oración tornarme a llegar a Dios. Y ayudóme a esto que, como crecieron los pecados, comenzóme a faltar el gusto y regalo en las cosas de virtud. Veía yo muy claro, Señor mío, que me faltaba esto a mí por faltaros yo a Vos.

Este fue el más terrible engaño que el demonio me podía hacer debajo de parecer humildad, que comencé a temer de tener oración, de verme tan perdida; y parecíame era mejor andar como los muchos, pues en ser ruin era de los peores, y rezar lo que estaba obligada y vocalmente, que no tener oración mental y tanto trato con Dios la que merecía estar con los demonios, y que engañaba a la gente, porque en lo exterior tenía buenas apariencias.

Y así no es de culpar a la casa adonde estaba, porque con mi maña procuraba me tuviesen en buena opinión, aunque no de advertência fingiendo cristiandad; porque en esto de hipocresía y vanagloria, gloria a Dios, jamás me acuerdo haberle ofendido que yo entienda; que en viniéndome primer movimiento, me daba tanta pena, que el demonio iba con pérdida y yo quedaba con ganancia, y así en esto muy poco me ha tentado jamás. Por ventura si Dios permitiera me tentara en esto tan recio como en otras cosas, también cayera; mas Su Majestad hasta ahora me ha guardado en esto, sea por sempre bendito; antes me pesaba mucho de que me tuviesen en buena opinión, como yo sabía lo secreto de mí.

2. Este no me tener por tan ruin venía que, como me veían tan moza y en tantas ocasiones y apartarme muchas veces a soledad a rezar y leer, mucho hablar de Dios, amiga de hacer pintar su imagen en muchas partes y de tener oratorio y procurar en él cosas que hiciesen devoción, no decir mal, otras cosas de esta suerte que tenían apariencia de virtud, y yo que de vana me sabía estimar en las cosas que en el mundo se suelen tener por estima, con esto me daban tanta y más libertad que a las muy antiguas y tenían gran seguridad de mí. Porque tomar yo libertad ni hacer cosas sin licencia, por agujeros o paredes o de noche, nunca me parece lo pudiera acabar conmigo en monasterio hablar de esta suerte, ni lo hice, porque me tuvo el Señor de su mano. Parecíame a mí – que con advertencia y de propósito miraba muchas cosas - que poner la honra de tantas en aventura, por ser yo ruin, siendo ellas buenas, que era muy mal hecho; como si fuera bien otras cosas que hacía.

A la verdad, no iba el mal de tanto acuerdo como esto fuera, aunque era mucho.

3. Por esto me parece a mí me hizo harto daño no estar en monasterio encerrado; porque la libertad que las que eran buenas podían tener con bondad (porque no debían más, que no se prometía clausura), para mí, que soy ruin, hubiérame cierto llevado al infierno, si con tantos remedios y medios el Señor con muy particulares mercedes suyas no me hubiera sacado de este peligro.

Y así me parece lo es grandísimo, monasterio de mujeres com libertad, y que más me parece es paso para caminar al infierno las que quisieren ser ruines, que remedio para sus flaquezas.

Esto no se tome por el mío, porque hay tantas que sirven muy de veras y con mucha perfección al Señor, que no puede Su Majestad dejar, según es bueno, de favorecerlas, y no es de los muy abiertos, y en él se guarda toda religión, sino de otros que yo sé y he visto.

SANTA TERESA DE JESÚS O DE ÁVILA



Pequena agenda do cristão

SÁBADO



(Coisas muito simples, curtas, objectivas)



Propósito:
Honrar a Santíssima Virgem.

A minha alma glorifica o Senhor e o meu espírito se alegra em Deus meu Salvador, porque pôs os olhos na humildade da Sua serva, de hoje em diante me chamarão bem-aventurada todas as gerações. O Todo-Poderoso fez em mim maravilhas, santo é o Seu nome. O Seu Amor se estende de geração em geração sobre os que O temem. Manifestou o poder do Seu braço, derrubou os poderosos do seu trono e exaltou os humildes, aos famintos encheu de bens e aos ricos despediu de mãos vazias. Acolheu a Israel Seu servo, lembrado da Sua misericórdia, como tinha prometido a Abraão e à sua descendência para sempre.

Lembrar-me:

Santíssima Virgem Mãe de Deus e minha Mãe.

Minha querida Mãe: Hoje queria oferecer-te um presente que te fosse agradável e que, de algum modo, significasse o amor e o carinho que sinto pela tua excelsa pessoa.
Não encontro, pobre de mim, nada mais que isto: O desejo profundo e sincero de me entregar nas tuas mãos de Mãe para que me leves a Teu Divino Filho Jesus. Sim, protegido pelo teu manto protector, guiado pela tua mão providencial, não me desviarei no caminho da salvação.

Pequeno exame:

Cumpri o propósito que me propus ontem?