GUERRA
EN CASA
Momento de máxima concentración
ante el ordenador. En unos minutos tendría acabado un diseño nuevo. Justo
entonces...
-¡Fiuuu...!
Una sombra alada pasó por
encima de mi cabeza. Inmediatamente, una bola de pelos galopó entre mis pies.
Se trataba de un pajarillo, un
pequeño petirrojo que había cruzado las puertas abiertas hasta llegar a la sala
de trabajo... y Jubi, emocionada ante un posible y dinámico
"juguete".
Jubi daba saltos desesperados
tratando de alcanzarle... sin éxito, claro. En esto, al pájaro se le ocurrió la
feliz idea de posarse en lo alto de una estantería. Jubi, sin dudar un
instante, cogió carrerilla, ¡dispuesta a escalar por las baldas para cazarle!
-¡Pero, ¿dónde vas?! -dijimos
frenando la persecución. Nos lo estábamos pasando en grande, pero aquello podía
acabar en un desastre...
Recordando el hecho, ahora me
daba cuenta de que Cristo... ¡es como el pajarillo! Él siempre nos invita a
mirar más arriba, a tener metas altas. Pero, al mismo tiempo, es diferente al
petirrojo. Sí, porque el Señor, viendo que nosotros no podíamos escalar hasta
Él, se encarnó, pisó nuestro suelo, vino a nosotros... para que pudiésemos
volar con sus alas.
San Agustín dijo: "La Ley
se ha dado para pedir la gracia; la gracia se ha dado para cumplir la
Ley".
Realmente, el Señor nos propone
cosas muy difíciles: amar a todos, amar al enemigo, perdonar setenta veces
siete... Seamos claros, ¡es imposible!... a menos de que sea Él quien lo haga
en nosotros. O, como decía el santo de Hipona, "dame lo que me pides, y
pídeme lo que quieras".
Cristo nos señala metas altas,
¡pero nos invita a volar con sus alas!
Hoy el reto del amor es volar.
Es domingo, ¡el Señor te espera en la Eucaristía! Hoy disfruta descubriendo que
Cristo baja a tu suelo, a tu vida, ¡Él entra en tu corazón para darte las alas
del amor! No temas si sientes que tú no puedes amar... ¡deja que Cristo ame en
ti! Vuela con sus alas... ¡Feliz domingo, pajarillo!
VIVE DE CRISTO