Yolanda y Antonio no podían tener hijos pero
siguieron abiertos a la vida
Estar abiertos a la vida aunque los médicos les
declararan infértiles. Esto es lo que hicieron Antonio Mínguez y Yolanda
Nevares al enterarse de esta noticia, que les cayó como un jarro de agua fría,
al poco tiempo de casarse.
Trece años han pasado de aquel momento y ahora este matrimonio
tiene cinco hijos, todos ellos adoptados, de los cuales los tres pequeños son
discapacitados pues así lo decidieron los padres al iniciar el proceso. Esta es
a la fertilidad a la que Dios les llamaba.
Este joven matrimonio habló de su experiencia de
paternidad y de la acción de Dios en este proceso que no ha estado exento de
grandes sufrimientos en el programa Últimas preguntas de TVE.
"El Señor nos iluminó esa cruz"
Se casaron con la idea de formar una familia, pero
los hijos no venían por lo que se hicieron pruebas médicas que confirmaron que
no podrían ser padres de manera natural. “Cuando nos dieron el diagnóstico de
infertilidad fue un momento difícil porque nos creemos que tenemos derecho a
ser padres pero el autor de la vida es Dios, no nosotros”, aseguraba Antonio.
Esta noticia les llegó un Viernes Santo, que nunca
olvidarán, pero lejos de escapar del sufrimiento decidieron atravesarlo.
“Celebrando este misterio de nuestra fe junto a nuestra comunidad, el Señor nos
iluminó esta Cruz que nos ponía sabiendo que de todo esto el Señor sacaría algo
bueno”, añadía.
Yolanda habló de cómo Dios les fue dando la
capacidad de cuidar y educar a sus cinco hijos, tres con necesidades especiales
Como Antonio y Yolanda hay miles de familias que no
pueden tener hijos y que acuden a la adopción. Es lo que hicieron ellos. Así fue como llegó su primogénito,
Josué. Poco después de llegar se
inscribieron de nuevo a otro proceso de adopción y a los tres años ya tenían
con ellos a su hija Luz.
La decisión que les marcó sus vidas
Pero Dios quería probarles también aquí. Recordaba
Antonio que “el Señor nos cuestionó porque en los documentos de adopción había
una casilla que si la marcabas te ofrecías a la adopción de un niño con una
enfermedad o discapacidad. No la marcamos, pero esa decisión sí que nos marcó a
nosotros”.
Este matrimonio contaba que poco a poco “el Seños
nos iba pidiendo que nos ofreciéramos para ser padres de un hijo con
dificultades o enfermo. No fue fácil, pero Dios, que es un caballero, nos lo
susurraba”.
Fue en una convivencia donde vieron que Dios les
llamaba “a dar el salto, de fiarnos de Él, y de que el hijo que nos diera sería
el que necesitáramos. Y así llegó nuestro tercer hijo, Juan Pablo”, el primero
con discapacidad.
"Dios nos ha ido capacitando"
“Dios ha hecho una obra en nosotros porque no
teníamos una especial afinidad con la discapacidad ni con aquel ámbito. Dios
nos fue llevando pues al principio en nosotros también había miedos,
inseguridades, pero hemos visto cómo Dios nos ha ido capacitando”, relataba
este matrimonio en la televisión pública española.
Siguiendo con su experiencia, Antonio explicaba que
“cuando ya teníamos a Juan Pablo, Dios nos invitó a abrirnos a la vida, y llegó
Rafael (Dios sana), que nació con hipoxia y un daño cerebral. Y de nuevo fue un
gran regalo para nosotros”.
Antonio y Yolanda relataron momentos concretos en
los que Dios les habló y les indicó el camino
La pequeña, con síndrome de Down, "ha
revolucionado la familia"
Tras Rafael llegó la que de momento es la pequeña de
la casa, Teresa, que tiene síndrome de Down. “Ha traído la alegría a la casa,
ha revolucionado a la familia. Nos enseña muchísimo cada día a vivir la vida y
vivirla bien”, afirmaba Yolanda.
Aunque tampoco fue fácil su llegada a la familia.
Contaba Antonio que “tenemos una experiencia muy bonita con la adopción de
Teresa. Teníamos cuatro hijos y Rafael tenía sólo un añito y dormía fatal, se
despertaba muchas veces y estábamos hechos polvo. Pero Dios nos ponía en el
corazón el tener otro hijo, pero vimos que no era el momento”.
La preciosa coincidencia con Teresa
Sin embargo, en una convivencia escucharon una
palabra de San Pablo, “ahora es el momento favorable”. Los dos, cada uno por su
lado, se sintieron tocado por esta palabra. “Cuando lo hablamos vimos que el
Señor nos llamaba a esto e iniciamos un nuevo expediente de adopción”. Luego
supieron que esa misma semana que decidieron lanzarse a la adopción fue la que
nació Teresa.
Hoy en día este matrimonio afirma seguir abierto a la
vida, algo que, según dicen, “nos fortalece como matrimonio y como familia”. Y
por ello, pueden decir con certeza que “damos gracias a Dios por nuestra
infertilidad porque nos ha dado unos hijos maravillosos”.
REL