28/04/2018

Ide a José e encontrareis Jesus

Ama muito S. José, quer-lhe com toda a tua alma, porque é a pessoa que, com Jesus, mais amou Santa Maria e quem mais conviveu com Deus: quem mais o amou, depois da Nossa Mãe. Merece o teu carinho e convém-te dar-te com ele, porque é Mestre de vida interior e pode muito ante Nosso Senhor e ante a Mãe de Deus. (Forja, 554)

José foi, no aspecto humano, mestre de Jesus; conviveu com Ele diariamente, com carinho delicado, e cuidou dele com abnegação alegre. Não será esta uma boa razão para considerarmos este varão justo, este Santo Patriarca, no qual culmina a Fé da Antiga Aliança, Mestre de vida interior? A vida interior não é outra coisa senão o convívio assíduo e intimo com Cristo, para nos identificarmos com Ele. E José saberá dizer-nos muitas coisas sobre Jesus. Por isso, não deixeis nunca de conviver com ele; ite ad Joseph, como diz a tradição cristã com uma frase tomada do Antigo Testamento.

Mestre da vida interior, trabalhador empenhado no seu trabalho, servidor fiel de Deus em relação contínua com Jesus: este é José. Ite ad Joseph. Com S. José o cristão aprende o que é ser Deus e estar plenamente entre os homens, santificando o mundo. Ide a José e encontrareis Jesus. Ide a José e encontrareis Maria, que encheu sempre de paz a amável oficina de Nazaré. (Cristo que passa, nn. 56)

A Igreja inteira reconhece S. José como seu protector e padroeiro. Ao longo dos séculos tem-se falado dele, sublinhando diversos aspectos da sua vida, sempre fiel à missão que Deus lhe confiara. Por isso, desde há muitos anos, me agrada invocá-lo com um título carinhoso: Nosso Pai e Senhor.


S. José é realmente Pai e Senhor, protegendo e acompanhando no seu caminho terreno aqueles que o veneram, como protegeu e acompanhou Jesus enquanto crescia e se fazia homem. (Cristo que passa, nn. 39)

Temas para reflectir e meditar

Dar doutrina

Entre aqueles para quem é uma carga recolher-se no seu coração (Jer 12, 11) ou não o querem fazer, não faltam os que reconhecem a consequente pobreza da sua alma, e se desculpam com o pretexto de que se entregaram totalmente ao serviço das almas. 

Mas enganam-se. 

Tendo perdido o costume de se relacionar com Deus, quando falam d’Ele aos homens ou dão conselhos de vida cristã, estão totalmente vazios do espírito de Deus, de forma que a palavra do Evangelho parece como que morta neles.

(São Pio XEnc. Haerent animo, 1908.08.04, 15)

Evangelho e comentário

Tempo de Páscoa

Evangelho: Jo 14, 7-14

7 Se ficastes a conhecer-me, conhecereis também o meu Pai. E já o conheceis, pois estais a vê-lo.» 8 Disse-lhe Filipe: «Senhor, mostra-nos o Pai, e isso nos basta!» 9 Jesus disse-lhe: «Há tanto tempo que estou convosco, e não me ficaste a conhecer, Filipe? Quem me vê, vê o Pai. Como é que me dizes, então, ‘mostra-nos o Pai’? 10 Não crês que Eu estou no Pai e o Pai está em mim? As coisas que Eu vos digo não as manifesto por mim mesmo: é o Pai, que, estando em mim, realiza as suas obras. 11 Crede-me: Eu estou no Pai e o Pai está em mim; crede, ao menos, por causa dessas mesmas obras. 12 Em verdade, em verdade vos digo: quem crê em mim também fará as obras que Eu realizo; e fará obras maiores do que estas, porque Eu vou para o Pai, 13 e o que pedirdes em meu nome Eu o farei, de modo que, no Filho, se manifeste a glória do Pai. 14 Se me pedirdes alguma coisa em meu nome, Eu o farei.»

Comentário:

Continua o discurso da despedida.
As palavras de Jesus devem ter passo de maneira particular no espírito dos que O seguiam.
Não entendiam nem o verdadeiro alcance das mesmas, mas sentiram no seu íntimo que a situação era delicada, senão grave.

Trata-se de facto de uma confirmação na fé feita por antecipação.

Quando tudo isso acontecer mesmo no torvelinho das emoções e desamparo hão-de lembrar-se  destas palavras e então a sua fé em Jesus Cristo sairá reforçada.


(AMA, comentário sobre Jo 14, 7-14 Malta, 24.04,2016)

Leitura espiritual

LIBRO DE LA VIDA

Segundo edição de 1562


PRÓLOGO



CAPÍTULO 10

6. Es menester sacar fuerzas de nuevo para servir y procurar no ser ingratos; porque con esa condición las da el Señor, que si no usamos bien del tesoro y del gran estado en que pone, nos lo tornará a tomar y quedarnos hemos muy más pobres, y dará Su Majestad las joyas a quien luzca y aproveche con ellas a sí y a los otros.

Pues ¿cómo aprovechará y gastará con largueza el que no entiende que está rico? Es imposible conforme a nuestra naturaleza -a mi parecer- tener ánimo para cosas grandes quien no entende está favorecido de Dios. Porque somos tan miserables y tan inclinados a cosas de tierra, que mal podrá aborrecer todo lo de acá de hecho con gran desasimiento quien no entiende tiene alguna prenda de lo de allá. Porque con estos dones es adonde el Señor nos da la fortaleza que por nuestros pecados nosotros perdimos. Y mal deseará se descontenten todos de él y le aborrezcan y todas las demás virtudes grandes que tienen los perfectos, si no tiene alguna prenda del amor que Dios le tiene, y juntamente fe viva.

Porque es tan muerto nuestro natural, que nos vamos a lo que presente vemos; y así estos mismos favores son los que despiertan la fe y la fortalecen. Ya puede ser que yo, como soy tan ruin, juzgo por mí, que otros habrá que no hayan menester más de la verdade de la fe para hacer obras muy perfectas, que yo, como miserable, todo lo he habido menester.

7. Estos, ellos lo dirán. Yo digo lo que ha pasado por mí, como me lo mandan. Y si no fuere bien, romperálo a quien lo envío, que sabrá mejor entender lo que va mal que yo; a quien suplico por amor del Señor, lo que he dicho hasta aquí de mi ruin vida y pecados lo publiquen. Desde ahora doy licencia, y a todos mis confesores, que así lo es a quien esto va. Y si quisieren, luego enmi vida; porque no engañe más el mundo, que piensan hay en mí algún bien. Y cierto cierto, con verdad digo, a lo que ahora entendo de mí, que me dará gran consuelo.

Para lo que de aquí adelante dijere, no se la doy. Ni quiero, si a alguien lo mostraren, digan quién es por quien pasó ni quién lo escribió; que por esto no me nombro ni a nadie, sino escribirlo he todo lo mejor que pueda para no ser conocida, y así lo pido por amor de Dios. Bastan personas tan letradas y graves para autorizar alguna cosa buena, si el Señor me diere gracia para decirla, que si lo fuere, será suya y no mía, porque yo sin letras ni buena vida ni ser informada de letrado ni de persona ninguna (porque solos los que me lo mandan escribir saben que lo escribo, y al presente no están aquí) y casi hurtando el tiempo, y con pena porque me estorbo de hilar, por estar en casa pobre y con hartas ocupaciones.

Así que, aunque el Señor me diera más habilidad y memoria, que aun con ésta me pudiera aprovechar de lo que he oído o leído, es poquísima la que tengo; así que si algo bueno dijere, lo quiere el Señor para algún bien; lo que fuere malo será de mí, y vuestra merced lo quitará.

Para lo uno ni para lo otro, ningún provecho tiene decir mi nombre:
en vida está claro que no se ha de decir de lo bueno; en muerte no hay para qué, sino para que pierda la autoridad el bien, y no la dar ningún crédito, por ser dicho de persona tan baja y tan ruin.

8. Y por pensar vuestra merced hará esto que por amor del Señor le pido y los demás que lo han de ver, escribo con libertad; de outra manera sería con gran escrúpulo, fuera de decir mis pecados, que para esto ninguno tengo; para lo demás basta ser mujer paracaérseme las alas, cuánto más mujer y ruin. Y así lo que fuere más de decir simplemente el discurso de mi vida, tome vuestra merced para sí -pues tanto me ha importunado escriba alguna declaración de las mercedes que me hace Dios en la oración-, si fuere conforme a las verdades de nuestra santa fe católica; y si no, vuestra merced lo queme luego, que yo a esto me sujeto. Y diré lo que pasa por mí, para que, cuando sea conforme a esto, podrá hacer a vuestra merced algún provecho; y si no, desengañará mi alma, para que no gane el demonio adonde me parece gano yo; que ya sabe el Señor, como después diré, que siempre he procurado buscar quién me dé luz.

9. Por claro que yo quiera decir estas cosas de oración, será bien oscuro para quien no tuviere experiencia. Algunos impedimentos diré, que a mi entender lo son para ir adelante en este camino, y otras cosas en que hay peligro, de lo que el Señor me ha enseñado por experiencia y después tratádolo yo con grandes letrados y personas espirituales de muchos años, y ven que en solos veinte y siete años que ha que tengo oración, me ha dado Su Majestad la experiencia - con andar en tantos tropiezos y tan mal este caminho que a otros en cuarenta y siete y en treinta y siete, que con penitencia y siempre virtud han caminado por él.

Sea bendito por todo y sírvase de mí, por quien Su Majestad es, que bien sabe mi Señor que no pretendo otra cosa en esto, sino que sea alabado y engrandecido un poquito de ver que en un muladar tan sucio y de mal olor hiciese huerto de tan suaves flores.

Plega a Su Majestad que por mi culpa no las torne yo a arrancar y se torne a ser lo que era. Esto pido yo por amor del Señor le pida vuestra merced, pues sabe la que soy con más claridad que aqui me lo ha dejado decir.


CAPÍTULO 11


1. Pues hablando ahora de los que comienzan a ser siervos del amor (que no me parece otra cosa determinarnos a seguir por este camino de oración al que tanto nos amó), es una dignidad tan grande, que me regalo extrañamente en pensar en ella. Porque el temor servil luego va fuera, si en este primer estado vamos como hemos de ir. ¡Oh Señor de mi alma y bien mío! ¿Por qué no quisisteis que en determinándose un alma a amaros, con hacer lo que puede en dejarlo todo para mejor se emplear en este amor de Dios, luego gozase de subir a tener este amor perfecto? Mal he dicho: había de decir y quejarme porque no queremos nosotros; pues toda la falta nuestra es, en no gozar luego de tan gran dignidad, pues en llegando a tener con perfección este verdadero amor de Dios, trae consigo todos los bienes. Somos tan caros y tan tardíos de darnos del todo a Dios, que, como Su Majestad no quiere gocemos de cosa tan preciosa sin gran precio, no acabamos de disponernos.

2. Bien veo que no le hay con qué se pueda comprar tan gran bien en la tierra; mas si hiciésemos lo que podemos en no nos asir a cosa de ella, sino que todo nuestro cuidado y trato fuese en el cielo, creo yo sin duda muy en breve se nos daría este bien, si en brevedel todo nos dispusiésemos, como algunos santos lo hicieron. Mas parécenos que lo damos todo, y es que ofrecemos a Dios la renta o los frutos y quedámonos con la raíz y posesión. Determinámonos a ser pobres, y es de gran merecimiento; mas muchas veces tornamos a tener cuidado y diligencia para que no nos falte no sólo lo necesario sino lo superfluo, y a granjear los amigos que nos lo den y ponernos en mayor cuidado, y por ventura peligro, porque no nos falte, que antes teníamos en poseer la hacienda.

Parece también que dejamos la honra en ser religiosos o en haber ya comenzado a tener vida espiritual y a seguir perfección, y no nos han tocado en un punto de honra, cuando no se nos acuerda la hemos ya dado a Dios, y nos queremos tornar a alzar con ella y tomársela -como dicen- de las manos, después de haberle de nuestra voluntad, al parecer, hecho de ella señor. Así son todas las otras cosas.

3. ¡Donosa manera de buscar amor de Dios! Y luego le queremos a manos llenas, a manera de decir. Tenernos nuestras aficiones (ya que no procuramos efectuar nuestros deseos y no acabarlos de levantar de la tierra) y muchas consolaciones espirituales con esto, no viene bien, ni me parece se compadece esto con estotro. Así que, porque no se acaba de dar junto, no se nos da por junto este tesoro. Plega al Señor que gota a gota nos le dé Su Majestad, aunque sea costándonos todos los trabajos del mundo.

4. Harto gran misericordia hace a quien da gracia y ánimo para determinarse a procurar con todas sus fuerzas este bien. Porque si persevera, no se niega Dios a nadie. Poco a poco va habilitando él el ánimo para que salga con esta victoria. Digo ánimo, porque son tantas las cosas que el demonio pone delante a los principios para que no comiencen este camino de hecho, como quien sabe el daño que de aquí le viene, no sólo en perder aquel alma sino muchas. Si el que comienza se esfuerza con el fervor de Dios a llegar a la cumbre de la perfección, creo jamás va solo al cielo; siempre lleva mucha gente tras sí. Como a buen capitán, le da Dios quien vaya en su compañía.

Póneles tantos peligros y dificultades delante, que no es menester poco ánimo para no tornar atrás, sino muy mucho y mucho favor de Dios.

5. Pues hablando de los principios de los que ya van determinados a seguir este bien y a salir con esta empresa (que de lo demás que comencé a decir de mística teología, que creo se llama así, diré más adelante), en estos principios está todo el mayor trabajo; porque son ellos los que trabajan dando el Señor el caudal; que en los otros grados de oración lo más es gozar, puesto que primeros y medianos y postreros, todos llevan sus cruces, aunque diferentes; que por este camino que fue Cristo han de ir los que le siguen, si no se quieren perder. ¡Y bienaventurados trabajos, que aun acá en la vida tan sobradamente se pagan!

SANTA TERESA DE JESÚS O DE ÁVILA






Reto del amor





VIVE DE CRISTO®Dominicas de Lerma

Pequena agenda do cristão

SÁBADO



(Coisas muito simples, curtas, objectivas)



Propósito:
Honrar a Santíssima Virgem.

A minha alma glorifica o Senhor e o meu espírito se alegra em Deus meu Salvador, porque pôs os olhos na humildade da Sua serva, de hoje em diante me chamarão bem-aventurada todas as gerações. O Todo-Poderoso fez em mim maravilhas, santo é o Seu nome. O Seu Amor se estende de geração em geração sobre os que O temem. Manifestou o poder do Seu braço, derrubou os poderosos do seu trono e exaltou os humildes, aos famintos encheu de bens e aos ricos despediu de mãos vazias. Acolheu a Israel Seu servo, lembrado da Sua misericórdia, como tinha prometido a Abraão e à sua descendência para sempre.

Lembrar-me:

Santíssima Virgem Mãe de Deus e minha Mãe.

Minha querida Mãe: Hoje queria oferecer-te um presente que te fosse agradável e que, de algum modo, significasse o amor e o carinho que sinto pela tua excelsa pessoa.
Não encontro, pobre de mim, nada mais que isto: O desejo profundo e sincero de me entregar nas tuas mãos de Mãe para que me leves a Teu Divino Filho Jesus. Sim, protegido pelo teu manto protector, guiado pela tua mão providencial, não me desviarei no caminho da salvação.

Pequeno exame:

Cumpri o propósito que me propus ontem?