LIBRO DE LA VIDA
Segundo edição de 1562
PRÓLOGO
CAPÍTULO 13
12.
Quiérome declarar más, porque estas cosas de oración todas son dificultosas y,
si no se halla maestro, muy malas de entender; y esto hace que, aunque quisiera
abreviar y bastaba para el entendimiento bueno de quien me mandó escribir estas
cosas de oración sólo tocarlas, mi torpeza no da lugar a decir y dar a entender
en pocas palabras cosa que tanto importa declararla bien; que como yo pasé
tanto, he lástima a los que comienzan con solos libros, que es cosa extraña
cuán diferentemente se entiende de lo que después de experimentado se ve.
Pues
tornando a lo que decía, ponémonos a pensar un paso de la Pasión, digamos el de
cuando estaba el Señor a la columna: anda el entendimiento buscando las causas
que allí da a entender, los dolores grandes y pena que Su Majestad tendría en
aquella soledad y otras muchas cosas que, si el entendimiento es obrador, podrá
sacar de aquí. ¡Oh que si es letrado!.... Es el modo de oración en que han de
comenzar y demediar y acabar todos, y muy excelente y seguro camino, hasta que
el Señor los lleve a otras cosas sobrenaturales.
13.
Digo «todos», porque hay muchas almas que aprovechan más en otras meditaciones
que en la de la sagrada Pasión; que así como hay muchas moradas en el cielo,
hay muchos caminos.
Algunas
personas aprovechan considerándose en el infierno, y otras en el cielo y se
afligen en pensar en el infierno, otras en la muerte. Algunas, si son tiernas
de corazón, se fatigan mucho de pensar siempre en la Pasión, y se regalan y
aprovechan en mirar el poder y grandeza de Dios en las criaturas y el amor que
nos tuvo, que en todas las cosas se representa, y es admirable manera de
proceder, no dejando muchas veces la Pasión y vida de Cristo, que es de donde
nos ha venido y viene todo el bien.
14.
Ha menester aviso el que comienza, para mirar en lo que aprovecha más. Para
esto es muy necesario el maestro, si es experimentado; que si no, mucho puede
errar y traer un alma sin entenderla ni dejarla a sí misma entender; porque,
como sabe que es gran mérito estar sujeta a maestro, no osa salir de lo que le
manda. Yo he topado almas acorraladas y afligidas por no tener experiencia
quien las enseñaba, que me hacían lástima, y alguna que no sabía ya qué hacer
de sí; porque, no entendiendo el espíritu, afligen alma y cuerpo, y estorban el
aprovechamiento. Una trató conmigo, que la tenía el maestro atada ocho años
había a que no la dejaba salir de propio conocimiento, y tenía la ya el Señor
en oración de quietud, y así pasaba mucho trabajo.
15.
Y aunque esto del conocimiento propio jamás se ha de dejar, ni
hay
alma, en este camino, tan gigante que no haya menester muchas veces tornar a
ser niño y a mamar (y esto jamás se olvide, quizás lo diré más veces, porque
importa mucho); porque no hay estado de oración tan subido, que muchas veces no
sea necesario tornar al principio, y en esto de los pecados y conocimiento
propio, es el pan con que todos los manjares se han de comer, por delicados que
sean, en este camino de oración, y sin este pan no se podrían sustentar; mas hace
de comer con tasa, que después que un alma se ve ya rendida y entiende claro no
tiene cosa buena de sí y se ve avergonzada delante de tan gran Rey y ve lo poco
que le paga lo mucho que le debe, ¿qué necesidad hay de gastar el tiempo aquí?,
sino irnos a otras cosas que el Señor pone delante y no es razón las dejemos,
que Su Majestad sabe mejor que nosotros de lo que nos conviene comer.
16.
Así que importa mucho ser el maestro avisado - digo de buen entendimiento- y
que tenga experiencia. Si con esto tiene letras, es grandísimo negocio. Mas si
no se pueden hallar estas tres cosas juntas, las dos primeras importan más;
porque letrados pueden procurar para comunicarse con ellos cuando tuvieren
necesidad.
Digo
que a los principios, si no tienen oración, aprovechan poco letras; no digo que
no traten con letrados, porque espíritu que no vaya comenzado en verdad yo más
le querría sin oración; y es gran cosa letras, porque éstas nos enseñan a los
que poco sabemos y nos dan luz y, llegados a verdades de la Sagrada Escritura,
hacemos lo que debemos: de devociones a bobas nos libre Dios.
17.
Quiérome declarar más, que creo me meto en muchas cosas.
Siempre
tuve esta falta de no me saber dar a entender - como he dicho - sino a costa de
muchas palabras. Comienza una monja a tener oración; si un simple la gobierna y
se le antoja, hará la entender que es mejor que le obedezca a él que a su
superior, y sin malicia suya, sino pensando acierta; porque si no es de
religión, parecerle ha es así. Y si es mujer casada, dirá la que es mejor,
cuando ha de entender en su casa, estarse en oración, aunque descontente a su
marido. Así que no sabe ordenar el tiempo ni las cosas para que vayan conforme
a verdad. Por faltarle a él la luz, no la da a los otros aunque quiere. Y
aunque para esto parece no son menester letras, mi opinión ha sido siempre y
será que cualquier cristiano procure tratar con quien las tenga buenas, si
puede, y mientras más, mejor; y los que van por camino de oración tienen de
esto mayor necesidad, y mientras más espirituales, más.
18.
Y no se engañe con decir que letrados sin oración no son para quien la tiene.
Yo he tratado hartos, porque de unos años acá lo he más procurado con la mayor
necesidad, y siempre fui amiga de ellos, que aunque algunos no tienen
experiencia, no aborrecen al espíritu ni le ignoran; porque en la Sagrada
Escritura que tratan, siempre hallan la verdad del buen espíritu. Tengo para mí
que persona de oración que trate con letrados, si ella no se quiere engañar, no
la engañará el demonio con ilusiones, porque creo temen en gran manera las
letras humildes y virtuosas, y saben serán descubiertos y saldrán con pérdida.
19.
He dicho esto porque hay opiniones de que no son letrados para gente de oración,
si no tienen espíritu. Ya dije es menester espiritual maestro; mas si éste no
es letrado, gran inconveniente es.
Y
será mucha ayuda tratar con ellos, como sean virtuosos. Aunque no tenga
espíritu, me aprovechará, y Dios le dará a entender lo que ha de enseñar y aun
le hará espiritual para que nos aproveche. Y esto no lo digo sin haberlo
probado y acaecedme a mí con más de dos. Digo que para rendirse un alma del
todo a estar sujeta a solo un maestro, que yerra mucho en no procurar que sea
tal, si es religioso, pues ha de estar sujeto a su prelado, que por ventura le
faltarán todas tres cosas -que no será pequeña cruz- sin que él de su voluntad
sujete su entendimiento a quien no le tenga bueno. Al menos esto no lo he yo
podido acabar conmigo ni me parece conviene. Pues si es seglar, alabe a Dios
que puede escoger a quien ha de estar sujeto, y no pierda esta tan virtuosa
libertad; antes esté sin ninguno hasta hallarle, que el Señor se le dará, como
vaya fundado todo en humildad y con deseo de acertar. Yo le alabo mucho, y las
mujeres y los que no saben letras le habíamos siempre de dar infinitas gracias,
porque haya quien con tantos trabajos haya alcanzado la verdad que los
ignorantes ignoramos.
20.
Espántanme muchas veces letrados, religiosos en especial, con el trabajo que
han ganado lo que sin ninguno, más que preguntarlo, me aproveche a mí. ¡Y que
haya personas que no quieran aprovecharse de esto! ¡No plaga a Dios! Véalos
sujetos a los trabajos de la religión, que son grandes, con penitencias y mal comer,
sujetos a la obediencia, que algunas veces me es gran confusión, cierto; con
esto, mal dormir, todo trabajo, todo cruz.
Paréceme
sería gran mal que tanto bien ninguno por su culpa lo pierda. Y podrá ser que
pensemos algunos que estamos libres de estos trabajos, y nos lo dan guisado,
como dicen, y viviendo a nuestro placer, que por tener un poco de más oración
nos hemos de aventajar a tantos trabajos.
21.
¡Bendito seáis vos, Señor, que tan inhábil y sin provecho me hicisteis! Mas alábalos
muy mucho, porque despertáis a tantos que nos despierten. Había de ser muy
continua nuestra oración por estos que nos dan luz. ¿Qué seríamos sin ellos
entre tan grandes tempestades como ahora tiene la Iglesia? Si algunos ha habido
ruines, más resplandecerán los buenos. Plaga al Señor los tenga de su mano y
los ayude para que nos ayuden, amén.
22.
Mucho he salido de propósito de lo que comencé a decir; mas todo es propósito
para los que comienzan, que comiencen camino tan alto de manera que vayan
puestos en verdadero camino. Pues tornando a lo que decía de pensar a Cristo a
la columna, es bueno discurrir un rato y pensar las penas que allí tuvo y por
qué las tuvo y quién es el que las tuvo y el amor con que las pasó. Mas que no
se canse siempre en andar a buscar esto, sino que se esté allí con El, acallado
el entendimiento. Si pudiere, ocuparle en que mire que le mira, y le acompañe y
hable y pida y se humille y regale con El, y acuerde que no merecía estar allí.
Cuando pudiere hacer esto, aunque sea al principio de comenzar oración, hallará
grande provecho, y hace muchos provechos esta manera de oración; al menos halló
le mi alma.
No
sé si acierto a decirlo. Vuestra merced lo verá. Plaga al Señor acierte a
contentarle siempre, amén.
SANTA TERESA DE JESÚS O DE ÁVILA