El otro día,
en una visita, una persona dijo: "Esto de venir al convento es como un spa
para el alma". Fue lo que dijo el Papa Benedicto, pero con otras palabras:
"Que los monasterios sean oasis para el espíritu".
Cuántas veces
sentimos que vamos a explotar en cualquier momento, se te van acumulando las
cosas, los trabajos, tareas pendientes... y, si le añadimos problemas, más
todavía. La vida nos empieza a exasperar, nos sentimos irritables con los de
alrededor, no pasamos ni una, contestamos mal, la paciencia se nos agota. Al
final, esto va minando tu corazón y poco a poco va dejando de amar, se pone una
coraza para hacerse el fuerte y que nada le importe, pero tú te vuelves triste.
Y esto es
totalmente normal, somos humanos y tenemos un límite. Cuando llegamos a este
punto tenemos que dar gracias al Señor, pues nos permite ver que no somos
dioses, que no podemos con todo, ¡que necesitamos un Salvador! ¡Le necesitamos
a Él!
A lo largo del
día, vamos llenándonos de todas estas cosas y, al final, como nos acostemos con
ellas, al día siguiente nos levantamos peor. Cristo vino por cada una de esas
cosas que tienes acumuladas, y Él las quiere todas. Quiere hacerte feliz,
quiere quitarte ese peso del corazón, quiere darte paz y alegría, pero, como no
le dejes, Él no va a poder.
Si alguna vez
has ido a un spa, habrás podido relajar la espalda con diferentes sistemas de
agua; eso está muy bien, pero, ¿y tu corazón? Deja que Cristo te quite las
contracturas que tiene.
Tu corazón va
a descansar, como esa sensación que tienes al llegar a tu habitación después de
un día muy largo, quitarte los zapatos que te aprietan y tumbarte en la cama.
Así es como va a descansar tu corazón. Empezarás a vivir desde la alegría,
tendrás paz en tu corazón; los hermanos ya no son enemigos; disfrutarás de cada
momento, de cada sonrisa; tendrás paciencia con tus compañeros de trabajo, tus
hijos, tus amigos; tu corazón, que estaba acorazado, volverá a latir, volverá a
amar.
Hoy el reto
del amor es ir al mejor spa para el alma: un Sagrario. Descarga en Él todas
esas cosas que te agobian, con las que no puedes, las que eliminarías de tu
vida. Él sí que puede con ello, no dejes que se acumulen las preocupaciones, Él
te va a devolver la Paz que tu corazón tanto ansía.
VIVE DE CRISTO
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