QUE NO TE ENGAÑEN! HOMBRE O MUJER
CAPÍTULO V
SOBRE EL MATRIMONIO, LA FAMILIA, LA MATERNIDAD Y LA EUTANASIA.
EL MATRIMONIO
Si hasta ahora hemos visto como la Ideología de Género es
una ideología absolutamente amoral y carente de sentido común, sin embargo es
en las cuestiones del matrimonio y la familia
donde la Ideología de Género va a rizar el rizo con el más difícil todavía.
Efectivamente, para esta Ideología el matrimonio es un modo de violencia permanente contra la mujer y por tanto una institución a combatir.
Si alguna mujer desea casarse y tener hijos es que ha sido seducida y engañada
por los hombres
y no sabe lo que es bueno para ella, siendo su decisión
una opción no libre. La mujer es un ser
oprimido y su liberación es central para cualquier actividad
de liberación. La sexualidad, para este feminismo radical, es una relación de poder y el matrimonio es
la institución de la que se ha servido
el hombre para oprimir a
la mujer. En cuanto a la maternidad, subordina a la mujer, constituyéndola en
un segundo sexo dependiente del varón para complacer su egoísmo. La revolución sexual
tiene como objetivo la liberación sexual, la inhibición de
todas las represiones de la sociedad contra
el instinto sexual.
El fundamento ético de esta
concepción es el relativismo y
el
marxismo aplicado a la sexualidad. La lucha de clases propia del marxismo pasa a ser
ahora lucha de sexos, siendo el varón el opresor y la mujer la oprimida. La
ideología de género concibe la pareja humana como un ámbito de conflicto,
transformando lo que debe ser una relación de amor, en una relación de
conflicto. La relación entre los sexos no
se basa en el amor, sino
en la lucha permanente, siendo para ellos el matrimonio y la familia dos modos de violencia permanente.
Para terminar con esta violencia se pretende eliminar
la idea de que los seres humanos se dividen en dos sexos
y se defiende la libre elección en las
cuestiones relativas a la reproducción y al estilo de vida. La mujer no debe
tener relaciones socialmente legitimadas ni estables
como el matrimonio, sino que debe ser autosuficiente y evitar establecer dependencias exclusivas. Para que nos entendamos, un día me
encontré con un compañero de Colegio y le expliqué así la ideología de género:
“Para ella, puedes acostarte con quien quieras, menos con una persona: tu esposa”.
En cambio para el creyente
el matrimonio es una forma de llevar el amor de las
personas que lo integran a su plenitud, porque está al servicio
de la felicidad y de la vida, así como, si se trata del matrimonio cristiano, también de la
santidad. En el verdadero matrimonio la pareja
no se casa porque se quiere,
ni se separa porque dejan de quererse,
sino que se casan
para quererse y para fundar una
familia. La Libertad
adquiere sentido y significado cuando es libertad para algo. El amor es, por tanto, el ser mismo del matrimonio, hasta el punto de que éste se puede considerar
como la institución del amor conyugal o como el amor conyugal institucionalizado. Es una vocación
que viene de Dios y es una institución necesaria para el amor de la pareja, aunque por supuesto, no puede reducirse al mero ordenamiento jurídico.
LA FAMILIA
“Un hombre y una mujer unidos en matrimonio
forman con sus hijos una familia. Esta disposición es anterior a todo reconocimiento por la
autoridad pública; se impone a ella” [i]. El matrimonio y la familia son ciertamente el fundamento básico de la sociedad, su célula
primordial, el núcleo fundamental
de la convivencia humana, el lugar privilegiado de aprendizaje de los valores
morales, espirituales y religiosos, lo que
permite crear el espacio adecuado donde el amor, la educación y el desarrollo integral
de la persona pueden realizarse de la mejor manera posible. La familia
se basa en la unión
conyugal y en el amor procreador
y estable del matrimonio, ya que constituye
la mejor estructura de acogida para
los niños, pues tiene una vocación de permanencia que es la que da a los hijos esa convivencia duradera
que necesitan, siendo esto lo
que le confiere dimensión social y, por tanto, institucional y jurídica en la sociedad.
La familia tiene su origen
y fundamento en el matrimonio, porque el matrimonio es la familia
más pequeña, pero susceptible de agrandarse
por su apertura a la vida. Está fundada sobre el amor que sobrepasa los intereses
individuales y mantiene juntos a los seres humanos. Es bueno que los cónyuges
sepan disfrutar del amor de su comparte,
dándose cuenta de lo que el otro me ha aportado y aporta a mi vida. La familia,
basada sobre el matrimonio contraído libremente, es la más íntima y
profunda sociedad natural y desempeña un papel
decisivo en la formación y madurez de las personas
que la componen y en su desarrollo personal
y social. Dios ha instituido a la familia
y le ha dotado de su constitución fundamental, haciendo de ella
el lugar privilegiado donde la mayor parte de los seres humanos
van a realizar en sus vidas el encuentro con Dios y las cotas más altas de amor
humano; no nos extrañe por ello que Satanás intente destruirla y se sirva para
ello de legislaciones en las que el aborto, el divorcio, el anti-natalismo, la fornicación y la eutanasia pasan de ser males
morales a derechos reconocidos. Matrimonio y familia contribuyen a la digna
transmisión de la vida y tienen un papel fundamental en la tarea educativa.
La familia es un patrimonio de la humanidad, el espacio donde
mejor se compenetran
conyugalidad y procreación, el lugar donde cada persona es querida por sí
misma, no porque sea guapa o inteligente, un modelo para todas las
demás formas de convivencia humana,
un bien para
la sociedad y una
institución natural anterior a cualquier otra, incluido el Estado, al que
corresponde como una de sus
tareas principales servir
y ayudar al individuo y a
la familia.
La gracia de Dios es el fundamento del amor verdadero, sin la ayuda de
Dios fracasamos. “Sin mí, no podéis hacer nada” [ii]. Me gustó muchísimo una frase que me dijo una vez una chica: “Lo que espero de la vida lo tengo
muy claro. Quisiera ser como
mis padres. Han fundado una
hermosa familia,
se quieren entrañablemente y son profundamente cristianos”. La oración y el buen ejemplo están para algo. Los Papas insisten en la
configuración cristiana de la sociedad, haciendo especial hincapié en el bien
de la familia basada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer.
Pero si esta es la concepción cristiana de la familia, la
ideología de género cree que la maternidad subordina a la mujer, constituyéndola
en un segundo sexo dependiente del varón para complacer su egoísmo. Por la
familia, la mujer queda con gran frecuencia relegada al ámbito
improductivo de la economía doméstica. La maternidad debe ser una libre
elección y se reivindica, mediante el aborto y la anticoncepción, una libertad
del cuerpo semejante a la masculina. El fin de la familia biológica será el fin de la represión sexual. La feminista española
Celia Amorós nos dice: “la supresión de la familia es el objetivo
fundamental a conseguir”, objetivo que es la consigna de la
ideología de género. El pensamiento
único se ha convertido en “ley” en nuestros
días. En poco
tiempo hemos pasado
del relativismo a la dictadura del relativismo. En el campo político, los supuestos
contendientes no presentan diferencias sustanciales en lo que al pensamiento
antropológico y moral se refiere. En realidad, hoy en día, un secularizado “de
derechas” piensa sustancialmente lo mismo que un secularizado “de izquierdas”.
Y es importante que tengamos
la clarividencia necesaria para percatarnos de que lo “políticamente correcto”, se ha convertido o puede convertirse finalmente en ley, lo
que horroriza a las personas sensatas.
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