Ayer estaba en la oración y, de
pronto, sentí que el Señor me preguntaba que cómo me imaginaba a su Madre.
Empecé a describirle una imagen de María que fue formándose en mi corazón:
La cara de María es la de una
niña adolescente, y muy guapa, marcada por una leve sonrisa, ya que lo más
importante es la certeza. El rostro de María trasmite certeza: ella nos entrega
nuestra salvación, ella hipotecó toda su vida por ese Niño. La mirada serena y
los ojos verdes.
Sobre su cabeza lleva un velo
fino, que cae por los hombros hacia delante, dejando así que se vea el pelo, un
poco ondulado y de color castaño.
Concibió por obra del Espíritu
Santo, por lo que el Espíritu, en forma de paloma, queda reflejado en los
pliegues de su ropa, sobre el pecho.
La figura de María es delgada,
y está de pie, no sobre un pedestal, sino sobre un camino, el camino de nuestra
vida. Por su postura, con un pie algo más adelantado que el otro, se puede ver
que María lleva unas sencillas sandalias. En el suelo, como si acabase de dejarlo,
hay un cántaro, en el que se lee la inscripción ES ÉL.
En la mano izquierda lleva el
rosario, un rosario de la Orden de Predicadores, que ofrece a quien se acerca a
ella a través de la actitud de entrega de su mano.
En la mano derecha, María lleva
una alianza en la que pone "José". Y, en esta misma mano, lleva al
Niño Jesús.
Me imagino al pequeño como un
bebé de entre 6 y 12 meses que, alegre y confiado, se lanza con los brazos
abiertos hacia la persona que le mira, como pidiéndole que le coja. Y es que,
el que Jesús entre en nuestra vida no depende de Él, que siempre lo está
deseando; depende de que nosotros le queramos acoger. Por eso el rostro de
Jesús es de felicidad total. Tiene el cabello castaño y los ojos verdes, igual
que su madre, y deja ver un par de dientecillos a través de su enorme
sonrisa...
Y así pasé la oración, soñando
a María. Me gustaría una imagen suya así, humana, cercana...
La verdad, María es para
vivirla, para tenerla cerca. Ella te tiende la mano siempre, en todo momento,
incluso cuando no te atreves a ir a Jesús.
Hoy el reto del amor es parar
un poco y ver cómo es María para ti. ¿Tiene rostro concreto, forma,
circunstancias...? ¿Camina contigo? O... ¿María para ti está en el Cielo, y no
te es cercana? Conocer a María es un don. Hoy hazte pequeño y pídele a María
poder conocerla y amarla.
VIVE DE CRISTO
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