No sé por qué, pero ayer me
sentía tan cansada como si no hubiese dormido nada. Y, en cuanto puse los pies
en el suelo:
"¡Oh, no! Hoy nos toca
encargarnos de la cocina... ¡Pffff!"
Dos pasos más, y:
"¡Es jueves! ¡Nos toca la
limpieza a fondo de la cocina! ¡Qué horror!"
El Señor decía ayer en el
Evangelio: «Pedid y se os dará». "Bien, Señor", pensé, "pues te
pido que hagas algo para que hoy no tengamos que ir a la cocina...".
Por supuesto, no sucedió nada.
Así que fui a preparar el desayuno a regañadientes. Entonces descubrí que nos
habían dejado para cocinar ese día unos pedazos de salmón. ¿Por qué no probar a
hacerlo de modo diferente?
Fui directa a por el libro de
recetas, ¡y encontré un montón de ideas! ¡Con lo que me gusta innovar en la
cocina! Sentí que me llenaba de ilusión: ¡a limpiar con alegría para que nos
diese tiempo a los experimentos culinarios!
¡Cristo me esperaba en los
trozos de salmón! Y es que cuántas veces vemos al Señor como una especie de
"varita mágica" que debería hacer desaparecer nuestros problemas...
¡pero no lo hace!
Cristo no elimina nuestras
dificultades, ¡hace algo más grande todavía! Se pone junto a ti, para vivirlas
contigo, les da un sentido nuevo, te llena de ilusión para que puedas
afrontarlas de otra manera. ¡Cristo cuenta contigo, le encanta el trabajo en
equipo!
Hoy el reto del amor es
afrontar el día con Cristo. Ya es viernes, y el fin de semana está a un paso...
Puede que todo te invite a pasar cuanto antes este día, ¡pero el Señor te está
ofreciendo oportunidades de amar junto a Él! Te invito a que pares tres veces a
lo largo de tu jornada para mirar a Cristo. Pregúntale cómo hablar con esa
persona o pídele ilusión para ese trabajo... No dejes que se te escape el día,
¡disfrútalo con Cristo! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
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