Estábamos ventilando la sala de trabajo, por lo que
estaban la puerta y las ventanas abiertas de par en par. Pero a Jubi le encanta
esa sala, y sobre todo las papeleras, así que Sión ideó una "puerta
corredera" improvisada con una mesa sin patas para que Jubi no se colase y
poder ventilar sin problema.
Bajé con prisa a la sala y me encontré el obstáculo de la
mesa (en ese momento no sabía que era corredera). Vi que al otro lado había una
silla sujetándola, así que levanté una pierna, levanté la otra, y salté por
encima. Ya estaba dentro de la sala, pero subida a una silla. En ese momento
Sión me dijo desde el otro lado de la puerta que se podía correr a un lado para
pasar. Yo, impresionada, me giré para mirar el invento y, ¡¡pum!! Me dí en toda
la cabeza con el dintel de la puerta. Al principio no parecía mucho, pero al
cabo de un rato empezó el dolor de cabeza.
Cuántas veces vemos un objetivo claro en la vida: entrar
en la sala de abajo. Y no nos importa lo que se nos ponga por delante:
proyectos, personas, acontecimientos... todo eso no es importante con tal de
conseguir el objetivo. Cuando nos obcecamos en una cosa, no vivimos el resto de
ellas; con las personas estás más distante, incluso a veces te molestan para
conseguir eso que te has propuesto, y en las distintas situaciones de la vida
sobrevives como puedes porque tu cabeza está en otra cosa.
Pero Cristo quiere que vivas en el presente, que
disfrutes en el hoy. Él, sabiendo que su hora estaba cerca, no dejó nunca de
amar a los demás, les atendía, seguía haciendo milagros, les sanaba.
Puede que tú estés en esta situación en la que te han
dicho más de una vez: "¿Pero dónde tienes la cabeza? Parece que estás a
otra cosa."
Si hoy te está absorbiendo toda tu atención, todo tu
ser... ese proyecto, y no te deja centrarte en el hoy porque siempre tienes la
cabeza en el futuro, te invito a mirar a Cristo.
Hoy el reto del amor es que le entregues ese proyecto.
Esto no quiere decir que no se vaya a realizar, simplemente entrégale el
control, pídele no adelantarte y vivir el presente. Él te va a regalar la
alegría del hoy. ¡Estate atento de que la puerta es corredera!, sino quieres
terminar con un chichón en la cabeza...
VIVE DE CRISTO
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