Ayer por la tarde, después de la clase, nos sobraba un
ratito antes de ir a vísperas, así que opté por ir rápidamente a terminar de
ordenar mi celda. Pensaba que con media hora tenía tiempo de sobra, y muy
animosa me adentré en ella.
Metí la ropa limpia en el armario, y hasta ahí todo
normal. Pero, para ordenar esto y aquello... me tuve que poner a sacar cosas
del armario y de los cajones para ver cómo lo guardaba todo bien colocadito.
Claro, cuando me quise dar cuenta, se me había pasado el
rato y ahora la celda estaba mucho más desordenada que al principio: una parte
del armario toda fuera, cosas por la mesa, cajas por el suelo...
"¿Cómo es posible que para ordenar haya que
desordenar mucho más de lo que ya estaba?", pensé.
Con esto del desorden material comprendí rápidamente algo
que había leído hace unos días sobre la parábola de la dracma perdida:
"Esa mujer que pone la casa patas arriba revolviéndolo todo es Dios. Tú
tenías un orden precioso en tu casa, habías ordenado tu vida, sabías todo lo
que tenías que hacer para ser un buen cristiano... y viene el ama de casa y
desordena todo. Porque la dracma perdida que busca la mujer somos tú y yo. Y lo
único que importa es que el Señor ha venido a buscarnos a nosotros, y así,
quitando todo lo que es apariencia, quiere encontrarse realmente contigo."
Así le ocurrió a Abraham cuando Dios le dice que Ismael
no era el hijo que Él le había prometido sino fruto de su autosuficiencia, y
que tendría uno que sí era el de la promesa. O a Moisés, cuando le llamó para
volver a Egipto, de donde había huido, para sacar a su pueblo. O, como vemos en
el Evangelio, cuando Jesús descoloca a los fariseos cada vez que se pone a curar
en sábado, o cuando come en casa de los pecadores... Con su propia vida y sus
actos, desordena la mentalidad y las tradiciones de los fariseos, esperando
encontrarlos también a ellos. Como sucedió con san Pablo. O como nos ocurre a
nosotros cada vez que una situación nos desborda y la vemos por encima de
nuestras fuerzas, o cuando los demás me descolocan... Detrás de todo está el
Señor para encontrarse contigo de verdad.
Hoy el reto del Amor es que, cuando algo te descoloque,
mires al Señor. Seguramente te ocurrirán muchas cosas que se salgan de tu
esquema, pero, si en esa circunstancia miras a Cristo, descubrirás que ahí está
Él contigo, para salir a tu encuentro, y descubrirás que en tu debilidad está
Su Fortaleza.
VIVE DE CRISTO
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