Tenemos seis libros para los cantos de la Eucaristía.
Cada mañana ponen en el corcho qué cantos tocan para la Eucaristía de ese día.
Hay tantos que no sé en qué libro está cada uno, por lo que no puedo ir a mirar
los cantos sola, tengo que esperar a encontrarme con alguna monja para
preguntarle: "¿De qué libro es este canto? ¿Y éste otro?" Ellas me
responden sin ningún problema, contentísimas.
Lo que me sale natural es querer ser autosuficiente,
querer saberme todos los cantos y el libro en el que están. Pero el Señor, cada
mañana, antes de la Eucaristía, me hace vivir una introducción de lo que estoy
a punto de celebrar. En la Eucaristía Cristo, viendo nuestra pobreza, da su
vida por nosotros.
Hoy puede que sientas que no necesitas ayuda de nadie,
que puedes sola con todo. Sin embargo, no puedes con todo, ¡y menos mal! Es
justo en ese momento en el que te sientes más necesitada del Señor: en tus
pobrezas. Si no tuviésemos pobrezas y pudiésemos con todo, no necesitaríamos al
Señor.
Tú necesitas un Salvador. Si no te sientes pobre, ¿dónde
va a nacer Jesús? Él no nació en un palacio. Así que no te preocupes si no te
lo sabes todo, si no lo controlas todo; espera a que el Señor se haga presente,
se haga fuerte en ti.
Cada mañana voy al corcho para ver los cantos
refunfuñando porque no sé dónde están... pero me está enseñando a contar con
las hermanas, y, si no sabemos, nos ponemos a buscar los cantos juntas. No te
lamentes: deja que el Señor te enseñe en la situación que estás viviendo.
Hoy el reto del amor es dar gracias por tus pobrezas, por
aquello con lo que no puedes, aquello que quitarías de tu vida, y pídele al
Señor que sea fuerte en Ti, da gracias porque, sin las pobrezas, seríamos como
dioses, y con ellas, ¡necesitamos un Salvador!
VIVE DE CRISTO
Año del Señor 2017, Lerma,2 de enero
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