Me doy cuenta de que algunas
veces me sale como un instinto el pensar que tengo que merecer el amor. Son
tantos los detalles que recibo de las personas que me rodean: cuentan conmigo
para compartir, para formar equipo... Y entonces es cuando me descubro a mí
misma pensando "Qué detalle, si yo no lo merezco". Y me surge ponerme
en seguida a trabajar y hacer cosas por los demás, al menos para quedarme un
poco más tranquila.
Cuando caigo en la cuenta de
este resorte, sólo me surge echarme a reír: "¡Como si el amor se pudiera
merecer!", me digo. El amor no se puede merecer, sólo agradecer y corresponder
con amor.
Así es el Amor de Cristo: Él ha
dado todo su Ser, toda su Persona, su Cuerpo y su Vida por ti, para darte Su
Amor y que tú lo pudieras experimentar. Su Amor no lo podemos merecer. Por más
obras y trabajos que consiguiéramos hacer, no llegaríamos a merecer lo que Él
ha hecho por nosotros. Sólo podemos vivir en acción de gracias y
correspondiendo a este Amor. Ir viviendo de esto es experimentar la salvación
por un Amor gratuito.
¿Cómo me iba a imaginar que me
surgirían estas cosas? Si yo, antes de mi primer encuentro con Cristo, era de
las que pensaba inconscientemente eso de 'todo se me debe'...
Y, sin embargo, cuando te abres
al Amor, todo te va desbordando, comienzas a ver la vida como un regalo, te
sientes pequeño y ves en todo grandes detalles, de los demás y del Señor, para
contigo.
Y cambia todo, porque Cristo te
da Su Amor para poderlo dar, te llena de alegría, de fuerza, de una Luz
interior de la que puedes vivir... y sientes que tienes tanto para agradecer y
para dar...
Así, después de orar todo esto,
sí, sigo trabajando, amando y agradeciendo todo, pero ya no para conseguir
méritos, sino que es distinto: es la Fuerza de Cristo que me lleva a
Amar.
Hoy el reto del Amor es dar
gracias y amar. Hoy pídele a Cristo unos ojos nuevos para ver la vida como un
regalo y descubrir cada detalle de las personas que te rodean. Pídele que te
regale vivir desde la acción de gracias y desde el Amor.
VIVE DE CRISTO
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