Casi todos los días salimos a
dar un paseo por la huerta. Es muy grande y disfrutamos mucho de ella.
Hace unos días estaba preciosa:
todos los árboles en flor, muy verde... te llenaba de vida y de alegría verla.
Pero, como bien sabes, ha habido unas fuertes heladas, y todo lo que estaba en
flor se ha quedado negro. Es impresionante pasear junto a una de las tapias,
que es un paseo de nogales, y ver cómo todos los árboles están negros,
helados... da una sensación de frío, de pena...
Ayer me senté un rato junto a
uno de esos nogales. Le estuve mirando un buen raro. Me daba cuenta de que yo
también a veces empiezo las cosas con mucha fuerza y todo comienza a
florecer... pero nunca calculo las heladas. ¡Y cuántas cosas se caen porque ha
llegado el frío y lo ha helado!
En esos momentos sientes muy
fuerte la debilidad que es haber querido a una persona y que te haya dejado,
con toda la ilusión que habías puesto... y ahora todo está congelado. O esa amistad
que tanto cuidaste y abonaste, y ha llegado la prueba del hielo y no la ha
superado... ¿y qué hacer?
El mundo te dice que nada dura,
que todo falla, que todo tiene fecha de caducidad. Que no confíes, que no vale
la pena: tarde o temprano, se helará todo.
Pero mi sorpresa fue que, al
seguir observando, descubrí que, debajo de las hojas negras, están volviendo a
salir hojas verdes. La fuerza del árbol no le ha dejado quedarse en lo negro,
ha vuelto a apostar por la vida. Es verdad que este año no tendrá nueces, pero
sí que podrá darnos sombra con sus hojas, y podremos comer debajo del nogal en
pleno verano.
Este nogal me ha mostrado que,
una vez más, Dios ha optado por la vida, el Señor no le ha dejado muerto, ha
vuelto a sacar vida de donde no creíamos que había. Así, el Padre no dejó a su
Hijo en el sepulcro, lo resucitó para que tengamos Vida. Sólo la paciencia y la
confianza en Dios es capaz de ver nacer nuevamente la vida. No mires las hojas
heladas, mira hacia donde están ya naciendo las nuevas.
Hoy el reto del amor es no
dejar que el hielo esté en tu corazón, apuesta por el amor una vez más. Disfruta
hoy de las personas que tienes a tu lado y te quieren. Hoy, cuando vayas a misa
y llegue el momento de la paz, no des la mano: dales dos besos y deséales la
paz de corazón. Y, si no vas a misa, a las personas que te encuentres, dales
dos besos y deséales un feliz día en el Señor.
VIVE DE CRISTO
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