Ayer estaba buscando unos
papeles en un armario y... ¡zas! Me corté con un folio.
Seguro que te ha pasado alguna
vez. Es la cosa más tonta del mundo, pero, ¡hay que ver cómo escuece! Además
fue un corte de primera categoría, no pequeño precisamente...
Pero ya se sabe que estas cosas
no son mortales, así que seguí trabajando sin darle mayor importancia. A los
pocos minutos ya lo había olvidado.
Sin embargo, al coger los
libros en Vísperas, me vi el dedo, ahora "adornado" con una línea de
color rojo. ¡La cicatriz seguía ahí! Y posiblemente me acompañará un par de
días...
Verla me hizo imaginar de nuevo
el armario, los papeles, la situación, el lugar... Es como una especie de
recordatorio que llevo grabado en la mano.
En ese instante, el Señor trajo
a mi memoria una cita de Isaías que me apasiona: «¡Mírate! En las palmas de mis
manos te llevo tatuada...» O, con otras palabras: cada vez que ve sus manos,
cada vez que va a hacer algo, ¡Cristo ve tu marca, se acuerda de ti, de la
historia que está haciendo contigo, de su amor por ti! Y es un tatuaje, ¡una
marca para siempre!
Y es que Cristo, cada vez que
actúa, piensa en ti, busca lo mejor para ti. Muchas veces nos puede costar
entenderle... pero es entonces cuando te pide un acto de confianza: no se
olvida de ti, te lleva tatuado en su mano... Siempre obrará para regalarte tu
felicidad.
Hoy el reto del amor es
marcarte la mano. ¡Bueno, no hace falta que sea con un tatuaje! Hoy te invito a
cambiarte de dedo el anillo, o ponerte el reloj en la otra mano... o hacerte
una pequeña X con un boli... Hazlo como quieras para que hoy, cada vez que te
veas las manos, te recuerden que tú estás en Sus Manos. Vive confiando y...
¡sonríe, Él te cuida! Estás en las mejores manos... ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
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