Ayer fuimos a vacunarnos de la
alergia. En el pasillo, había una señora cuidando de una anciana. La mujer
estaba desesperada, pues le habían pedido que, antes de entrar en consulta,
debía hacer que la anciana tomase una botella de agua completa, ¡y no había
manera!
Nos acercamos para ayudarle y
lo primero que hizo la anciana fue ofrecernos el agua a nosotras. Después nos
dijo que ella se la tomaría cuando la tomásemos nosotras. Intentamos
persuadirla con una cosa, con otra... imposible. Le explicábamos que era por su
bien, pero ella nos miraba y nos contaba otro tipo de cosas sin importarle la
botella de agua. Si le persuadíamos con una pequeña cruz de regalo si se tomaba
el agua... ¡tendía la mano a la cruz, pero no a la botella!
Pensábamos que el hábito sería
una ayuda para convencerla, pero salió la medico a buscarnos para nuestra
consulta y no habíamos logrado que se bebiese la botella.
-¡No hemos conseguido hacer que
la señora tome el agua! -nos repetíamos una y otra vez.
A menudo nuestras palabras
chocan con la libertad de las personas que tenemos alrededor, ¡no hay manera de
que beban del agua que les ofrecemos! Queremos transmitirles aquello que nos
hace felices, tenemos la certeza de que es bueno para ellos porque hemos
experimentado que es bueno para nosotros... pero no, nuestras palabras no
calan. Sabemos que vivir de Cristo supone beber de la botella de agua viva, de
la botella que nos sana y sabemos que, si muchas personas a las que queremos,
bebiesen, su vida sería diferente.
Sin embargo, las teorías no
tienen fuerza. La gente probará a beber de la botella no por lo que les digas,
sino por los efectos que el agua haga en ti. Y el principal efecto es el Amor. El
que vive de Cristo se distingue porque ama, porque nunca deja de amar y
permanece al lado de la persona. Eso es lo que interroga y, al verte, querrán
probar un sorbo de esa botella que es Cristo, luego otro, y otro... hasta tener
su propia vivencia y experimentar los efectos del Agua.
Hoy el reto del Amor es que
bebas de Cristo y vivas desde el Amor con esa persona a la que no sabes cómo
acercar al Señor. Ora y pregúntale al Señor cómo tener un detalle en el que vea
Su amor. Quizá tengas que ser tú el que se abra a descubrir su mundo, eso que
le gusta y por lo que nunca le has preguntado, o hacerle su comida favorita.
Cristo es Amor y se manifiesta en el amor.
VIVE DE CRISTO
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