Ayer, antes de empezar
Vísperas, me dijo sor Carmen:
-Mira, en el altar tenemos al
Corazón de Jesús.
Miré hacia el altar y,
efectivamente, había una figura del Corazón de Jesús con la pintura rosácea que
las caracteriza, totalmente mate.
Le contesté:
-Aún no he visto una figura que
me guste.
Y, sin apenas pensarlo, me
contestó:
-Ni la encontrarás hasta que
llegues al Cielo.
Durante todas las Vísperas me
quedé mirando hacia la figura. Tan típica en todas las casas. Miraba todo en su
conjunto de nuevo: los colores, la cara, la melena de Jesús... pero de pronto
reparé en su mano izquierda, y ya no se apartó de ahí mi mirada. La mano
izquierda señalaba a su corazón.
Todo cambió en ese momento.
Sentía que me decía: "¡Joane, mira mi corazón, sólo a mi corazón!" Y
ahí me di cuenta de que es uno de los complementos que nos molestan de estas
figuras, un corazón fuera de lugar, fuera del pecho. Nos parece muchas veces
algo piadoso o ilógico, pues ahí no debería estar según la estética y la razón.
Sin embargo, está muy bien
puesto. No sé qué imagen te habrán transmitido de Dios o cómo le miras. ¿Un
justiciero? ¿Has hecho mal y... mejor no acercarse del todo? ¿No le interesan
tus cosas? ¿Está lejos, en las nubes? Hoy Cristo señala su corazón. Te dice que
tiene corazón.
Un corazón que ha dado Su vida
por ti, que te ama, que se conmueve con la Humanidad y derrama todo su amor. Un
corazón que no se rinde en amarte. Que sabe por lo que estás pasando, te
comprende y te acoge en tu dolor. Un corazón que, cuando tú aún no te has
perdonado, lleva tiempo esperándote con los brazos abiertos.
Es un corazón que, como dice sor
Carmen, sólo se descubre mirando al Cielo, ¡sin miedo! Deja que Su corazón
entre en el tuyo, para que vivas confiado y abandonado en Su amor infinito, y
no en tus juicios sobre ti. Así podrás hacer de ti mismo un don de amor sin
reservas, porque el Amor de Cristo es tu referencia.
Hoy el reto del Amor es que
aparques tus miedos hacia un Dios lejano y mires el corazón de Cristo. No
tengas miedo a descubrirlo desde el Amor, no desde la ley... Después, manda un
WhatsApp a alguien a quien su solededad le haga necesitar un mensaje
preguntando "¿Qué tal estás?". Recibe Amor para poder darlo.
VIVE DE CRISTO
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