El Noviciado es un hogar
normal, o sea, que, al final de la semana, para ir de tu celda a la sala,
tienes que ir saltando obstáculos: que si un cubo de la ropa, que si una caja
de libros, que si algún regalo de las visitas... Así que ayer, lunes, nos pusimos
a limpiar todo el Noviciado. Nos repartimos y empezamos a recoger. Pero...
"¡Uy, esto no se puede recoger, necesitamos tenerlo a mano!",
"Esto lo vamos a sacar dentro de poco", "Esto tampoco, ni
esto". Al final me vi mirando la sala y pensando que era mejor dejarlo,
porque al día siguiente lo íbamos a volver a sacar.
Cuántas veces pensamos lo
mismo, sobre todo al hacer la cama: "Pero si me voy a meter en la cama
esta noche otra vez". Y sí, tiene toda la lógica del mundo, pero, ¿y si el
Señor nos dijese eso en cada confesión? "Si, total, vas a volver a
pecar". Una vez el confesor me dijo que el Señor en la confesión "nos
pone a punto en todo bien". Es decir, nos ponemos otra vez en pista, nos
centra en Cristo, nos da paz, esperanza y alegría.
Puede que hayas caído en la
desesperanza con los demás o incluso contigo mismo, piensas que lo que te está
ocurriendo va a ser así toda la vida, que nunca vas a poder con tal cosa o
siempre te va a dar miedo esta otra... Cristo quiere acompañarte hoy y decirte
que no caigas en la desesperanza. Él quiere levantarte, pero su forma de actuar
es desde abajo. Jesús, en el lavatorio de los pies, no se igualó, se puso por
debajo. Pero la cosa no terminó ahí: lo hizo para levantarnos, para que nos
apoyásemos en Él cuando nos sintamos con los pies sucios y cansados.
Él no va a forzarte, va a
esperarte ahí abajo con paciencia para cogerte cada vez que caigas y darte
esperanza de nuevo. Él te va a devolver la alegría de recoger la sala, de hacer
la cama... Dentro de dos días nuestra sala va a estar igual que estaba antes de
ordenarla, somos humanas, pero, cuando ya no sepamos ni por dónde está el
camino para salir y esté todo patas arriba, Él nos volverá a dar otra
oportunidad, y no se va a cansar nunca, porque nos ama por encima de todo.
Hoy el reto del amor es que te
pongas en pista. Puede que el fin de semana te hayas desviado un poco, pero
Cristo te espera para, juntos, empezar de cero. Hoy no caigas en la
desesperanza, siéntate delante de Él y pídele que te levante.
VIVE DE CRISTO
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