El arzobispo de Kiev, Sviatoslav Shevchuk, alerta contra
el designio perverso de la ideología de género de romper el plan de Dios para
la humanidad.
La Iglesia católica en Ucrania sufrió una brutal
persecución física durante el régimen soviético y tuvo que sortear durante
décadas la imposición del comunismo en la sociedad a todos los niveles. Su
denuncia de la ideología de género, señalándola como un nuevo tipo de dictadura
ideológica, adquiere pues un valor especial, y así lo refleja el reportaje de
Raffaele Dicembrino en La Croce:
Los obispos greco-católicos ucranianos, mediante una
encíclica, han tomado una posición firme contra la ideología de género. Antes
estaba el régimen soviético, que imponía una visión "atea" del mundo,
presentada como "la única científica" y que "privaba a los
hombres del derecho a profesar libremente su fe religiosa". Hoy, los
desafíos son similares, "modos ideológicos de destruir la fe
católica" poniendo en discusión de manera solapada "la fe y la
moralidad cristianas"; entre estos desafíos tiene un lugar relevante la
ideología de género.
Los obispos greco-católicos de Ucrania dan nombre y
apellido a una de las causas de los problemas del mundo, englobando todos los
desafíos bajo la ideología de género en una "carta encíclica" firmada
en nombre del sínodo por el arzobispo mayor Sviatoslav Shevchuk y dirigida a
todos, sacerdotes y fieles, para que comprendan el alcance de dicho desafío.
Svetioslav Shevchuk advierte de la rebelión contra Dios
implícita en la ideología de género.
Se trata de once páginas de palabras contundentes y
claras, destinadas a la Iglesia greco-católica ucraniana. La ideología de
género -se lee en la carta- "intenta destruir la percepción de la
sexualidad humana como don de Dios naturalmente vinculado a las diferencias
biológicas entre hombre y mujer" y, al mismo tiempo, "introducir un
peligroso desorden en las relaciones humanas".
El don divino de ser hombre o mujer
El peligro para la sociedad ucraniana es "aceptar
como verdad, sin pensar, teorías de impronta atea cuyo fundamento es afirmar la
dignidad humana, alcanzar la igualdad entre las personas y defender el derecho
humano a la libertad".
En la encíclica se recuerda cómo el plan de Dios delinea
la dignidad humana, poniendo en evidencia los pasajes de la Biblia que subrayan
y valorizan las diferencias entre lo masculino y lo femenino y recordando que
la sexualidad "como don de ser hombre y mujer" cubre de "manera
íntegra todas las dimensiones de la existencia de la persona humana: cuerpo,
alma y espíritu". La encíclica subraya también que la persona humana,
creada a imagen de Dios, "está llamada a la eterna comunión con el Creador"
e insiste en que la "libre
voluntad" -término ampliamente esgrimido por quienes fomentan la ideología
de género- permite al hombre elegir tanto el bien como el mal.
Si la sexualidad humana es "un don natural de
Dios", mediante el cual el hombre "descubre la alegría de ser
co-creador", es también verdad que es precisamente este aspecto, junto a
la familia, el que es puesto siempre en discusión. Se trata de un legado de la
"constante tentación de violar los estatutos de Dios en este ámbito"
y que viene de la "caída de nuestros progenitores". A partir del
pecado original, el hombre "abusa de la posibilidad de una libre elección
cuando intenta liberarse de los valores tradicionales en el área de la
sexualidad y de la vida matrimonial, a los que trata falsamente como un arcaísmo
y un obstáculo a la igualdad, la dignidad y la libertad". La
"diferencia entre los sexos" es definida como "una condición
previa para la violencia sexual en la familia y fuera de ella", mientras
que, en realidad, la causa de estos problemas "no es la sexualidad, sino
precisamente su percepción distorsionada".
Contra la fe, contra la ciencia, contra la ley natural
El documento subraya que durante milenios los seres
humanos se han definido siempre en base a dos sexos biológicos, varón y mujer,
y que sólo recientemente "puntos de vista del mundo contrarios a la fe
cristiana, a la realidad científica objetiva y a la ley natural han pasado a
ser difundidos e influyentes", haciendo que la identidad de género
"ya no sea un don de Dios", sino una "elección individual de la
persona", haciendo que la persona, de este modo, "no comprenda su
profunda llamada al amor eterno", sino que más bien la considere [la
identidad de género] "una diversión temporal de la existencia".
¿Cómo ha cambiado el concepto de género en el curso de
los años? Primero se "construía en oposición al sexo biológico";
ahora se reclama "que no sólo el sexo biológico no influye sobre la
elección del rol social, sino que el rol público del hombre y de la mujer ya no
es necesario. La persona humana es considerada una especie de 'libertad
incorpórea' de la que es creador y a partir de la cual construye la identidad.
Y así todos pueden elegir el sexo que quieran, porque a la persona 'se le
ofrece la posibilidad de no limitar el propio sexo biológico al concepto de
hombre o mujer, o al papel social de hombre o mujer, sino más bien elegir el
propio género de entre una pluralidad de posibilidades'. Uno ya no está
determinado 'por ser algo', sino más bien por 'actuar en el rol de
alguien'".
Imposición agresiva
El problema no está sólo en la teoría, escribe la
encíclica. El problema está en que estas teorías son "impuestas de manera
agresiva a la opinión pública, son introducidas gradualmente en la legislación,
forzando -y aumentado- su visibilidad en ámbitos distintos de la vida humana,
sobre todo en la educación y en el crecimiento".
Así, "las ideologías de género empiezan a adquirir
las características de una ideología totalitaria y son similares a las
ideologías utópicas que en el siglo XX no sólo prometieron crear el paraíso en
la tierra, sino que buscaron al mismo tiempo introducir mediante la fuerza su
modo de pensar, erradicando cualquier otro punto de vista alternativo".
"Al apoyar la ideología de género, la persona está
rechazando la idea de que su género sexual ha sido creado por Dios y, por
consiguiente, pone en duda el hecho de que Dios ha creado al hombre varón y
mujer". Al reclamar la igualdad, lo que hacen los sistemas de género es
llevar a la uniformidad cuando, en realidad, "la diversidad es la base de
la igualdad, mientras que la uniformidad es la base para la formación de trazos
y signos naturales únicos y específicos que son atrayentes para los
sexos".
Con la ideología de género se niega "la existencia
de un creador" y se niega "la verdad de los hombres hechos a su
imagen", poniendo en discusión la complementariedad de los hombres y las
mujeres y la institución del matrimonio; además, la ideología de género
"no corresponde ni siquiera a datos científicos objetivos", sino que
se basa más bien en "hipótesis subjetivas y declaraciones
pseudo-científicas hechas por las partes interesadas", además de fomentar
muchas formas de "identidad sexual o comportamiento que no corresponden
del todo a la naturaleza humana" y que llevan más bien "a la
promiscuidad y a la progresiva de-moralización de la sociedad".
Se subraya que las teorías de género "destruyen el
concepto de familia como comunidad hecha de padre y madre en la que los niños
nacen y crecen", porque ésta es presentada sólo como "una posible
forma de familia", mientras se sugiere definir las uniones de personas de
sexo diferente como uniones en las que "ser progenitor significa solamente
tener un cierto rol, equivalente a los de la familia tradicional".
¿Qué hacer?
¿Qué pueden y deben hacer los fieles para combatir esta
catástrofe? El último párrafo de la encíclica pide sobre todo educación y
estudio, porque la sociedad "no conoce en profundidad las cuestiones de
género" y es necesario, en cambio, no sucumbir a la presión social y trabajar
"juntos para defender la dignidad de cada persona, reafirmando las
características propias naturales donadas por Dios y protegiendo con firmeza el
desarrollo de la comunidad de la familia como fundamento de la revelación
divina".
Es necesario informarse y comprender "el verdadero
objetivo de algunas propuestas o llamamientos", porque "el ser humano
no puede traicionar su vocación y destruir la dignidad humana en favor de
dudosos proyectos políticos y sociales, aunque estos proyectos sean presentados
como un signo de progreso y modernidad".
Por esto, el llamamiento de los obispos greco-católicos
está dirigido no sólo a la educación de los hijos, sino también a quienes
trabajan en la información y en los currículos educativos, como también a los
científicos, para que proporcionen una
información real y completa sobre la esencia misma del ser humano.
La posición del Papa Francisco
A este propósito es importante recordar las palabras
claras, e instrumentalizadas, del Papa Francisco sobre la ideología de género:
"Hoy hay una guerra mundial para destruir el matrimonio", no con las
armas, sino "con las ideas" y el "gran enemigo" del
matrimonio es la ideología de género, declaró el Pontífice en Tbilisi, en
Georgia, durante el encuentro con sacerdotes, religiosos y religiosas.
"El matrimonio -dijo- es lo más bello que Dios ha
creado. La Biblia nos dice que Dios ha creado el hombre y la mujer, los ha
creado a su imagen. Es decir, el hombre y la mujer que se hacen una sola carne
son imagen de Dios".
En el matrimonio hay dificultades, incomprensiones,
tentaciones. A menudo se quieren resolver estas dificultades con el divorcio.
Pero, "¿quién paga los costes del divorcio? Dos personas, pagan" y
"otros más".
"Paga Dios, porque cuando se divide una sola carne
se ensucia la imagen de Dios. Y pagan los niños, los hijos. Vosotros no sabéis,
queridos hermanos y hermanas, no sabéis cuanto sufren los niños, los hijos
pequeños, cuando ven las disputas y la separación de los padres. Se debe hacer
de todo para salvar el matrimonio. Pero ¿es normal que se discuta en el
matrimonio? Sí, es normal. Sucede. A veces vuelan los platos. Pero si el amor
es verdadero, entonces se hace enseguida la paz. Yo aconsejo a los esposos:
discutid todo que queráis, pero no terminéis la jornada sin hacer las paces.
¿Sabéis por qué? Porque la guerra fría del día siguiente es
peligrosísima".
"¡Cuántos matrimonios -continuó- se salvan si tienen
el valor al final del día, no de hacer un discurso, sino una caricia, y la paz
está hecha! Pero es verdad que hay situaciones más complejas, cuando el diablo
se entromete y pone ante el hombre una mujer que le parece más bella que la
suya, o cuando presenta a una mujer un hombre que le parece mejor que el suyo.
Pedid ayuda inmediatamente. Cuando viene esta tentación, pedid ayuda enseguida.
»Y, ¿cómo se ayuda a las parejas? Se las ayuda con la
acogida, la cercanía, el acompañamiento, el discernimiento y la integración en
el cuerpo de la Iglesia. Acoger, acompañar, discernir e integrar. En la
comunidad católica se debe ayudar a salvar los matrimonios”.
ReL29 enero 2017
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