La
amplitud de la norma canadiense ya está produciendo los primeros abusos:
personas a quienes se condiciona para que consientan en su muerte.
La
ley canadiense que promueve la eutanasia es aún más permisiva que las leyes
belga u holandesa, hasta el punto de que el inicio de su aplicación se ha
traducido en un número elevadísimo de muertes. Así lo analiza Leone Grotti en
Tempi:
La
eutanasia en Canadá fue legalizada en junio de 2016 y por lo menos 744 personas
ya han muerto con la inyección letal. Los datos, difundidos por CTV News, son
altísimos, pero según la doctora de Vancouver Ellen Wiebe, que ha declarado que
este año ha matado por lo menos a 40 pacientes, «los números aumentarán, estoy
segura de ello. Creo que alcanzaremos a Holanda y Bélgica porque tenemos leyes
similares. Esto significa que la eutanasia representará el 5% de las muertes
del país».
Ellen
Wiebe ha aplicado la ley a cuarenta personas en medio año. Basta con que ella
haya creído que sus pacientes cumplían los criterios legales.
La
ley
La
doctora se equivoca, porque la ley canadiense es mucho menos restrictiva que
las de Bélgica y Holanda. De hecho, según la ley C-14, para que te maten hay
que tener una enfermedad incurable para la cual "la muerte natural es
razonablemente previsible". El problema es que la enfermedad incurable y
su razonable previsibilidad no son establecidos por datos médicos objetivos;
basta que "el personal médico o de enfermería crea que la persona cumple
todos los criterios". No es necesario, por lo tanto, que la ley sea
respetada; basta que el médico piense que lo es.
Inmunidad
total
La
diferencia es importante, sobre todo porque la ley especifica que un médico no
puede ser acusado de homicidio ni siquiera cuando su opinión sobre el respeto
de los criterios de la ley se revele "equivocada". Por último, el
texto de la ley garantiza una inédita inmunidad a "todo" el que
"haga algo" para proporcionar la muerte de un tercero que la haya
pedido.
Matar
a los deprimidos
¿Cómo
se pueden impedir abusos de cualquier tipo? No se puede. De hecho, tras apenas
seis meses ya hay testimonios dramáticos. Will Johnston es un médico de familia
de Vancouver y desde hace meses relata casos en los que la ley ha sido violada,
sin que el gobierno o el sistema judicial de Canadá se sientan en la obligación
de intervenir de algún modo.
El
doctor Will Johnston, contrario a la legalización de la eutanasia, relata la
existencia de distintos casos de abusos amparados por la amplitud de la norma.
Uno
de estos casos atañe a un hombre, cuyo nombre ha sido omitido por cuestión de
privacidad, con una enfermedad neurológica que le dejó parcialmente inválido.
El hombre "al que yo visité y que estaba muy lejos de morir, tenía una
fuerte depresión. Ya no salía de casa, había perdido la esperanza y sentía que
su vida no tenía sentido. Por esto quería morir".
"Es
tan fácil..."
Ahora
bien, escribe Johnston, "a cualquier otra persona no inválida se le habría
ofrecido ayuda psicológica parar salir de esta difícil situación". En
cambio, este hombre fue muerto por eutanasia a manos de una doctora de
Vancouver, que por teléfono le dijo a la esposa que "se le puede dar la
vuelta a la ley declarando que en cualquier momento puede morir a causa de una
infección por lo que su muerte, en consecuencia, es 'razonablemente
previsible'". Johnston volvió a ver a la esposa de este hombre después de
que fuera matado con la inyección letal y ésta le dijo: "No pensaba que
fuera tan fácil" matar "con la nueva ley".
"Estamos
un poco preocupados"
Ante
estos casos las palabras de un docente de la Universidad de Toronto, Trudo
Lemmens, recogidas por CTV News, parecen casi un eufemismo: "Estamos un
poco preocupados porque personas vulnerables o que se encuentran en situación
de vulnerabilidad -o por motivos económicos o porque la ayuda médica solicitada
no está disponible- podrían ser presionadas consciente o inconscientemente para
elegir la asistencia médica de la muerte".
El
profesor Lemmens señala el riesgo de que los pacientes sean presionados para
pedir que los maten.
La
verdadera "opresión"
Según
el texto de la ley, el gobierno tendrá que redactar un informe oficial sobre el
desarrollo de la ley sólo cinco años después de su aprobación, es decir, en el
año 2021.
Mientras
tanto, se podrá llevar a cabo todo tipo de abuso en la ilegalidad más total,
desde el momento que los casos de eutanasia deben ser denunciados por los
propios médicos, pero en el caso de que no quieran hacerlo por cualquier motivo
ningún órgano ha sido predispuesto para el control. Mientras tanto, médicos
como Ellen Wiebe están muy preocupados por todos los hospitales y clínicas
religiosas que no quieren permitir la eutanasia en las propias estructuras por
razones de conciencia: "Tenemos muchos centros que ni siquiera permiten
discutir los temas del final de la vida. Creo que ésta es una verdadera forma
de opresión".
ReL9 enero 2017
Traducción de Helena Faccia Serrano (diócesis de Alcalá
de Henares).
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