En las comidas, hacemos turnos para servir la comida,
haciéndolo coincidir con el día después al que nos toca cocina. Ayer estábamos
ya con el segundo, y pasaron un bote de mayonesa que se acabó justo cuando me
tocaba a mí. La monja que se encargaba de servir, me trajo uno nuevo y me dijo:
-¿Me lo abres? No sé cómo hacerlo.
Se fue a servir a otras monjas y, mientras, desenrosqué
la tapa-dosificador, quité el plástico que cerraba la boquilla por dentro y
listo. Cuando volvió, se llevó el bote para la siguiente, y al rato volvió y me
preguntó:
-¿Me puedes explicar cómo lo has abierto?
Se lo expliqué, me dio las gracias con una sonrisa y se fue.
"¿Me puedes explicar cómo...?" Me quedé después
pensando en su pregunta, en la sencillez con que me la formuló, y en cuántas
veces nos quedamos con las ganas de hacerla. Parece que tenemos que saber todo,
que el que no sabe es menos o desfasado, y seguimos para adelante como podemos.
Nos gustaría saber cómo utilizar un programa de informática, cómo sacar fotos
con el móvil, cómo se hace algo en el trabajo, cómo llegar a un sitio, etc.
Pero preferimos no preguntar, o acudir a amigos como Google o el GPS. Todo se
nos da muy fácil para, con una tecla, evitar preguntar a quien tenemos al lado.
Sin embargo, cuando preguntamos, hacemos al otro
participe de nuestra vida: puede entrar en ella y aportar algo. Lejos de ser
menos, damos cabida a los demás. Cristo, a lo largo de su vida, se dejó ayudar,
y lo más curioso es que buscó esa ayuda en los más débiles, en los más pobres:
se sirvió de los panes y peces de un niño, pidió agua a una samaritana, en
Getsemaní quiso la compañía y oración de tres simples pescadores a los que
había elegido como discípulos, aceptó la comida que le ofreció un cobrador de
impuestos rechazado por su pueblo...
Hoy el reto del amor es que preguntes "¿Me puedes
explicar cómo...?" a alguien que sepa algo que tú no dominas. Descubrirás
que, lejos de ser menos, te encuentras con esa persona de una manera nueva.
Deja que te enseñen, deja que te ayuden; hoy Google está en tu casa, en tu
familia, en tus amigos...
VIVE DE CRISTO
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