Acepta, Señor, la ofrenda de mi vida.
Mi vida, como una flauta, está llena de agujeros,
pero tómala en tus manos;
que tu música pase a través de mí
y llegue hasta los hombres, mis hermanos.
Haz que sea para ellos melodía y ritmo
que acompañe su caminar;
alegría sencilla para los pies cansados;
estímulo de esperanza para poder llegar.
Jaime de Peñaranda Algar, SJ, Villafranca de los Barros, 3.09.2014
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