¿Recuerdas ese pequeño
cuartucho que estaba intentando ordenar? Bueno, pues, hace unos días, ¡lo di
por terminado!
Hubo un momento en que me
sentía como las mayores cuando ven un Pen-drive: "¡¿Cómo puede entrar
tanto en una cosa tan pequeña?!"
Como no lograba ver la luz, al
final opté por la solución contundente: vaciar todo el cuarto (armarios y
cajones incluidos) y empezar a reorganizar desde cero.
-No sé yo si vas a ser capaz de
volver a meter todo esto ahí dentro... -bromeaban.
La verdad es que tuve mi
"momento pánico"... y la opción de "tirar la casa por la
ventana" y acabar así con el problema, se perfilaba cada vez más como la
mejor solución. Sin embargo, con paciencia, ¡todo vuelve a estar dentro, pero
bien ordenado!
Ahora me río pensando en
cuántas veces aquello de "tirar la casa" por la ventana aparece como
la mejor alternativa. Podemos descubrir que algunas personas sacan nuestro peor
genio, o circunstancias que nos cansan...
Cortar de raíz es una opción a
veces necesaria, pero creo que a Cristo le gusta más otro método: poner cada
cosa en su sitio. Admito que es más difícil, ¡pero luego funciona mejor!
Jesucristo no dio por perdidos
a los dos de Emaús, ni dejó de lado a Tomás... salió a su encuentro para que le
descubrieran Resucitado. ¡Contaba con cada uno de ellos y les dedicó su tiempo!
Tal vez te molesta que tus
hijos se pasen el día al móvil. Puedes quitárselo... o puedes apostar por
enseñarles a usarlo bien. Y quizá podrías dejar de hablar a esa persona que te
desespera... o podrías dedicarle un tiempo de forma consciente y con el Señor.
¡Cristo te invita a no dejar de amar!
Hoy el reto del amor es colocar
cada cosa en su sitio. ¡No dejes a nadie fuera! Pídele al Señor poder dar a
cada cosa y a cada persona el tiempo y la importancia que realmente tienen. No
es cuestión de eliminar, sino de ordenar. ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
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