Teniendo en cuenta la
complejidad de la teología católica acerca de la naturaleza de Dios, la
siguiente lista, apoyada en las Sagradas Escrituras y el Magisterio de la
Iglesia, contiene respuestas a 8 mentiras recurrentes que están al acecho de
los católicos en el mundo actual. Diego López Marina, de la agencia ACI, lo ha
preparado.
1. Jesús nunca asegura ser Dios
en la Biblia
Cristo se refiere a sí mismo
como Dios aproximadamente 50 veces en las Sagradas Escrituras.
Asimismo, los Evangelios
muestran las reacciones de quienes se oponían a Jesús tras afirmar ser Dios o
igual a Dios (por ejemplo en Marcos 14: 61-62).
Si Jesús nunca afirmó a Dios
¿por qué algunas personas se molestaron tanto con Él hace 2000 años hasta el
punto de crucificarlo? Cristo fue condenado a muerte porque lo consideraban
blasfemo al referirse a sí mismo como Dios.
2. Todos adoramos al mismo Dios
Solo existe un Dios único y
verdadero porque Él mismo lo afirmó (Dt 4:39, Isaías 43:11, 45: 5), sin
embargo, no todo el mundo lo reconoce. Debe también señalarse que ninguna
deidad pagana ha hecho una afirmación así.
A pesar de que suena
políticamente correcto que todas las personas adoran al mismo Dios, es
teológica, histórica y antropológicamente incorrecto. Fuera de la tradición
judeocristiana, las deidades son impotentes, celosas, caprichosas, comedidas,
hedonistas, egoístas, tremendamente emocionales y tiene una débil preocupación
por los asuntos humanos.
El Dios judeocristiano es el
amor mismo. Ninguna otra religión describe su deidad de esta manera.
3. Todas las religiones son
iguales
Esta creencia está conectada el
punto anterior, y por lo tanto, es incorrecta. Algunas religiones son
violentamente la antítesis de todas las demás expresiones religiosas. Algunos
requieren el sacrificio humano, conductas inmorales a la que se consideran virtudes
o proponen “textos sagrados” que son ilógicos y contradictorios. Es imposible
sugerir que todas las religiones son iguales.
Cristo nos dice que Él es el
Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14: 6). El Dios judeocristiano se presentó a
su pueblo y les enseña porque los ama (Hechos 4:12). Ninguna otra religión hace
tales afirmaciones. La salvación solo viene de Cristo y no de Mahoma, Buda o
Joseph Smith. El culto le pertenece por derecho solo a Yahvé, que es el gran YO
SOY (Ap 4:11).
Existen diferencias
irreductibles entre el cristianismo y el judaísmo como la encarnación, la
pasión y resurrección. Podemos extender esta lista de incompatibilidades al
considerar las religiones paganas. Sin embargo, muchas demandas éticas a través
de las religiones pueden ser iguales o al menos compatibles. Esta no es una
extraña coincidencia, por el contrario, si el único Dios está llamando a toda
la humanidad, entonces Su marca será dejada sobre varias respuestas a la
llamada.
4. La Eucaristía es un mero
símbolo
Esta es una perniciosa herejía
y es bastante frecuente. ¿Por qué el pan y el vino son ofrecidos en el altar
por un sacerdote como Cuerpo y Sangre de Cristo? Porque Jesús lo dice (Lucas
16).
De hecho, lo reveló a las
personas que lo acompañaban en la sinagoga de Cafarnaúm y un buen número hizo
una rabieta. Jesús preguntó a sus discípulos si también querían dejarlo por
hacer tal afirmación, y Pedro respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú
tienes palabras de vida eterna" (Juan 6:68).
Aparte de lo que Jesús dijo,
debe considerarse cómo los primeros cristianos trataban a la Eucaristía. Para
Pablo, es una celebración con la que se anuncia y actualiza la muerte del Señor
hasta su regreso (1 Cor 11:26).
"El que, por lo tanto,
coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del cuerpo y la
sangre del Señor. Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y coma así el pan y
beba de la copa. Porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe
su propia condenación"(1 Cor 11: 27-29).
La Didajé o enseñanza de los
dóce apóstoles refleja este sentimiento: "No permitan que coman o beban de
su Eucaristía, a excepción de los bautizados en el nombre del Señor, porque el
Señor ha hablado de esto: 'No den lo que es santo a los perros'" (Didajé
9: 5).
5. Cristo es insuficiente
No existen nuevas revelaciones
y el canon bíblico está cerrado. Hay demasiadas personas que quieren
"aumentar" las enseñanzas de Cristo sosteniendo que, como las
Sagradas Escrituras fueron "escritas hace mucho tiempo", estas
deberían ser "actualizadas".
Psíquicos y charlatanes de todo
tipo difunden sus supuestas "habilidades proféticas" que al parecer,
van en contra de lo que sabemos de Dios. Nada más lejos de la verdad.
Si estas personas están en lo
correcto, ¿por qué el Espíritu Santo le da a cada uno diferentes mensajes?
Cristo y su Iglesia no necesitan nada de simples humanos. El mensaje de Cristo
es válido y auténtico ayer, hoy y siempre como afirma la cita de Hebreos 13,8.
6. Puede haber nuevas
revelaciones del plan de salvación
No hay y nunca podrán existir
nuevas revelaciones que se añadan a la economía de la salvación. Algunas
revelaciones privadas están aprobadas por la piedad popular (por ejemplo,
Sagrado Corazón, Lourdes, la Divina Misericordia) y otras no.
La clave es si van de acuerdo a
las revelaciones originales de Cristo en las Sagradas Escrituras. La gente se
coloca en una situación precaria cuando se atreven a juzgar no sólo la Biblia,
sino a Dios mismo y Su Iglesia, negando así la Tradición y el Magisterio.
7. Todos somos hijos de Dios y,
por lo tanto, Él debe amar todo lo que somos
Sí. Dios nos hizo a todos. Dios
nos ama a todos. Todos somos Sus hijos. Sin embargo, Él nos llama hacia Sí
mismo en un espíritu de amor y arrepentimiento, pero no todo el mundo está
listo y dispuesto a hacer ese tipo de compromiso.
No se puede decir que somos Sus
hijos y al mismo tiempo negarnos a reconocer nuestra relación con nuestro Padre
Celestial. (1 Juan 3:10, Rm 8,15, Efesios 2: 1-16).
Dios es misericordioso, pero no
todos nosotros queremos ser perdonados, o incluso, pensamos que no hemos hecho
nada que deba ser perdonado (1 Juan 1: 8).
8. Dios usa a los hombres como
"ratones de laboratorio"
Dios es omnisciente y sabe lo
que vamos a hacer. Ama nuestra existencia y no nos trata como si fuéramos
“ratones de laboratorio”.
Dios es amor (1 Juan 4: 8, 16)
y por lo tanto nunca podría torturarnos para ver "lo que haríamos”. La
tentación se encuentra dentro de nosotros mismos y es decisión nuestra seguir
la ley de Dios o rechazarla (Dt 30:19).
REL
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