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19/06/2018

Leitura espiritual


LIBRO DE LA VIDA 66 

Segundo a edição de 1562



PRÓLOGO




CAPÍTULO 40

9. Estando una vez en oración, se me representó muy en breve (sin ver cosa formada, mas fue una representación con toda claridad), cómo se ven en Dios todas las cosas y cómo las tiene todas en Sí.

Saber escribir esto, yo no lo sé, mas quedó muy imprimido en mi alma, y es una de las grandes mercedes que el Señor me ha hecho y de las que más me han hecho confundir y avergonzar, acordándome de los pecados que he hecho.

Creo, si el Señor fuera servido viera esto en otro tiempo y si lo viesen los que le ofenden, que no tendrían corazón ni atrevimiento para hacerlo. Parecióme, ya digo sin poder afirmarme en que vi nada, mas algo se debe ver, pues yo podré poner esta comparación, sino que es por modo tan sutil y delicado, que el entendimiento no lo debe alcanzar, o yo no me sé entender en estas visiones, que no parecen imaginarias, y en algunas algo de esto debe haber; sino que, como son en arrobamiento, las potencias no lo saben después formar como allí el Señor se lo representa y quiere que lo gocen.

10. Digamos ser la Divinidad como un muy claro diamante, muy mayor que todo el mundo, o espejo, a manera de lo que dije del alma en estotra visión, salvo que es por tan más subida manera, que yo no lo sabré encarecer; y que todo lo que hacemos se ve en ese diamante, siendo de manera que él encierra todo en sí, porque no hay nada que salga fuera de esta grandeza.
Cosa espantosa me fue en tan breve espacio ver tantas cosas juntas aquí en este claro diamante, y lastimosísima, cada vez que se me acuerda, ver que cosas tan feas se representaban en aquella limpieza de claridad, como eran mis pecados. Y es así que, cuando se me acuerda, yo no sé cómo lo puedo llevar, y así quedé entonces tan avergonzada, que no sabía, me parece, adónde me meter.

¡Oh, quién pudiese dar a entender esto a los que muy deshonestos y feos pecados hacen, para que se acuerden que no son ocultos, y que con razón los siente Dios, pues tan presentes a la Majestad pasan, y tan desacatadamente nos habemos delante de El!

Vi cuán bien se merece el infierno por una sola culpa mortal, porque no se puede entender cuán gravísima cosa es hacerla delante de tan gran Majestad, y qué tan fuera de quien El es son cosas semejantes. Y así se ve más su misericordia, pues entendiendo nosotros todo esto, nos sufre.

11. Hame hecho considerar si una cosa como ésta así deja espantada el alma, ¿qué será el día del juicio cuando esta Majestad claramente se nos mostrará, y veremos las ofensas que hemos hecho?
¡Oh, válgame Dios, qué ceguera es ésta que yo he traído!

Muchas veces me he espantado en esto que he escrito.
Y no se espante vuestra merced sino cómo vivo viendo estas cosas y mirándome a mí. ¡Sea bendito por siempre quien tanto me ha sufrido!

12. Estando una vez en oración con mucho recogimiento y suavidad
y quietud, parecíame estar rodeada de ángeles y muy cerca de Dios. Comencé a suplicar a Su Majestad por la Iglesia.
Dióseme a entender el gran provecho que había de hacer una Orden en los tiempos postreros, y con la fortaleza que los de ella han de sustentar la fe.

13. Estando una vez rezando cerca del Santísimo Sacramento, aparecióme un santo cuya Orden ha estado algo caída.
Tenía en las manos un libro grande.
Abrióle y díjome que leyese una letras que eran grandes y muy legibles y decían así:
En los tiempos advenideros florecerá esta Orden; habrá muchos mártires.

14. Otra vez, estando en Maitines en el coro, se me representaron y pusieron delante seis o siete -me parece serían- de esta Orden, con espadas en las manos.
Pienso que se da en esto a entender han de defender la fe.
Porque otra vez, estando en oración, se arrebató mi espíritu: parecióme estar en un gran campo, adonde se combatían muchos, y éstos de esta Orden peleaban con gran hervor.
Tenían los rostros hermosos y muy encendidos, y echaban muchos en el suelo vencidos, otros mataban.
Parecíame esta batalla contra los herejes.

15. A este glorioso Santo he visto algunas veces, y me ha dicho algunas cosas y agradecídome la oración que hago por su Orden y prometido de encomendarme al Señor.
No señalo las Ordenes (si el Señor es servido se sepa, las declarará), porque no se agravien otras.
Mas cada Orden había de procurar, o cada uno de ellas por sí, que por sus medios hiciese el Señor tan dichosa su Orden que, en tan gran necesidad como ahora tiene la Iglesia, le sirviesen.

¡Dichosas vidas que en esto se acabaren!

16. Rogóme una persona una vez que suplicase a Dios le diese a entender si sería servicio suyo tomar un obispado.
Díjome el Señor, acabando de comulgar:
Cuando entendiere con toda verdad y claridad que el verdadero señorío es no poseer nada, entonces le podrá tomar; dando a entender que ha de estar muy fuera de desearlo ni quererlo quien hubiere de tener prelacías, o al menos de procurarlas.

17. Estas mercedes y otras muchas ha hecho el Señor y hace muy continuo a esta pecadora, que me parece no hay para qué las decir; pues por lo dicho se puede entender mi alma, y el espíritu que me ha dado el Señor.
Sea bendito por siempre, que tanto cuidado ha tenido de mí.

18. Díjome una vez, consolándome, que no me fatigase (esto con mucho amor), que en esta vida no podíamos estar siempre en un ser; que unas veces tendría hervor y otras estaría sin él; unas con desasosiegos y otras con quietud y tentaciones, mas que esperase en El y no temiese.

19. Estaba un día pensando si era asimiento darme contento estar con las personas que trato mi alma y tenerlos amor, y a los que yo veo muy siervos de Dios, que me consolaba con ellos.
Me dijo que si un enfermo que estaba en peligro de muerte le parece le da saludun médico, que no era virtud dejárselo de agradecer y no le amar;que qué hubiera hecho si no fuera por estas personas; que la
conversación de los buenos no dañaba, mas que siempre fuesen mis palabras pesadas y santas, y que no los dejase de tratar, queantes sería provecho que daño.
Consolóme mucho esto, porque algunas veces, pareciéndome asimiento, quería del todo no tratarlos.

Siempre en todas las cosas me aconsejaba este Señor, hasta decirme cómo me había de haber con los flacos y con algunas personas. Jamás se descuida de mí.

20. Algunas veces estoy fatigada de verme para tan poco en su servicio y de ver que por fuerza he de ocupar el tiempo en cuerpo tan flaco y ruin como el mío más de lo que yo querría.
Estaba una vez en oración y vino la hora de ir a dormir, y yo estaba con hartos dolores y había de tener el vómito ordinario.
Como me vi tan atada de mí y el espíritu por otra parte queriendo tiempo para sí, vime tan fatigada, que comencé a llorar mucho y a afligirme.

Esto no es sola una vez, sino -como digo- muchas, que me parece me daba un enojo contra mí misma, que en forma por entonces me aborrezco.
Mas lo continuo es entender de mí que no me tengo aborrecida, ni falto a lo que veo me es necesario.
Y plega al Señor que no tome muchas más de lo que es menester, que sí debo hacer.

Esta que digo, estando en esta pena, me apareció el Señor y regaló mucho, y me dijo que hiciese yo estas cosas por amor de El y lo pasase, que era menester ahora mi vida.
Y así me parece que nunca me vi en pena después que estoy determinada a servir con todas mis fuerzas a este Señor y consolador mío, que, aunque me dejaba un poco padecer, no me consolaba de manera que no hago nada en desear trabajos.

Y así ahora no me parece hay para qué vivir sino para esto, y lo que más de voluntad pido a Dios. Dígole algunas veces con toda ella:

«Señor, o morir o padecer; no os pido otra cosa para mí».
Dame consuelo oír el reloj, porque me parece me allego un poquito más para ver a Dios de que veo ser pasada aquella hora de la vida.


SANTA TERESA DE JESÚS O DE ÁVILA

Publicações em 19 de Junho

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Publicações em 19 de Junho 2018:











A vossa vocação humana é uma parte da vossa vocação divina

Jesus, nosso Senhor e nosso Modelo, crescendo e vivendo como um de nós, revela-nos que na existência humana – a tua –, as ocupações correntes e vulgares têm um sentido divino, de eternidade. (Forja, 688)

A fé e a vocação de cristãos afectam toda a nossa existência e não só uma parte dela. As relações com Deus são necessariamente relações de entrega e assumem um sentido de totalidade. A atitude de um homem de fé é olhar para a vida, em todas as suas dimensões, com uma perspectiva nova: a que nos é dada por Deus.

Vós, que hoje celebrais comigo esta festa de S. José, sois todos homens dedicados ao trabalho em diversas profissões humanas, formais diversos lares, pertenceis a diferentes nações, raças e línguas. Adquiristes formação em centros de ensino, em oficinas ou escritórios, tendes exercido durante anos a vossa profissão, estabelecestes relações profissionais e pessoais com os vossos companheiros, participastes na solução dos problemas colectivos das vossas empresas e da sociedade.

Pois bem: recordo-vos, mais uma vez, que nada disso é alheio aos planos divinos. A vossa vocação humana é uma parte, e parte importante, da vossa vocação divina.

Esta é a razão pela qual vos haveis de santificar, contribuindo ao mesmo tempo para a santificação dos outros, vossos iguais, precisamente santificando o vosso trabalho e o vosso ambiente: a profissão ou ofício que enche os vossos dias, que dá fisionomia peculiar à vossa personalidade humana, que é a vossa maneira de estar no mundo: o vosso lar, a vossa família; e a nação em que nascestes e que amais. (Cristo que passa, 46)

Temas para reflectir e meditar

Confissão


Reflectindo sobre a função do Sacramento da Penitência, a consciência da Igreja descobre nele, além do carácter de juízo…, um carácter terapêutico ou medicinal. 
E isto relaciona-se com o facto de que é frequente no Evangelho a apresentação de Cristo como Médico, enquanto a Sua obra redentora é chamada amiúde, desde a antiguidade cristã, «medicina salutis».

(São João Paulo IIExort. Apost. Reconciliatio et Paenitentia, -1984.12.02, 31, 11)


Evangelho e comentário


Tempo comum


Evangelho: Mt 5, 43-48

43 «Ouvistes o que foi dito: Amarás o teu próximo e odiarás o teu inimigo. 44 Eu, porém, digo-vos: Amai os vossos inimigos e orai pelos que vos perseguem. 45 Fazendo assim, tornar-vos-eis filhos do vosso Pai que está no Céu, pois Ele faz com que o Sol se levante sobre os bons e os maus e faz cair a chuva sobre os justos e os pecadores. 46 Porque, se amais os que vos amam, que recompensa haveis de ter? Não fazem já isso os cobradores de impostos? 47 E, se saudais somente os vossos irmãos, que fazeis de extraordinário? Não o fazem também os pagãos? 48 Portanto, sede perfeitos como é perfeito o vosso Pai celeste.»

Comentário:

Os caminhos de Deus não são fáceis?

Como responder?

Parece óbvio que não são e, no entanto, foi os que Jesus Cristo indicou.

Sendo assim podem não ser fáceis, mas, decerto não serão impossíveis porque Ele jamais nos pediria algo que não estivesse ao nosso alcance obter.

«sede perfeitos como é perfeito o vosso Pai celeste.»

O "segredo" está ajuda da Graça de Deus, na assistência do Espírito Santo que, se solicitar-mos com Fé e Confiança nos conduzirão por onde sozinhos e por nós próprios só com as nossas forças e capacidades não conseguiremos.

(AMA, comentário sobre Mt 5, 43-48 2015.06.16)

Doutrina – 434


CATECISMO DA IGREJA CATÓLICA
Compêndio


PRIMEIRA PARTE: A PROFISSÃO DA FÉ
SEGUNDA SECÇÃO: A PROFISSÃO DA FÉ CRISTÃ
CAPÍTULO TERCEIRO


«CREIO NA VIDA ETERNA»

213. Como conciliar o inferno com a bondade infinita de Deus?


Deus, apesar de querer «que todos tenham modo de se arrepender» (2Ped 3,9), tendo criado o homem livre e responsável, respeita as suas decisões.
Portanto, é o próprio homem que, em plena autonomia, se exclui voluntariamente da comunhão com Deus se, até ao momento da própria morte, persiste no pecado mortal, recusando o amor misericordioso de Deus.

Tratado da vida de Cristo 206

Os sacramentos em geral 

Questão 63: Do efeito principal dos Sacramentos, que é a graça.


Art. 5 — Se o carácter existe na alma indelevelmente.

O quinto discute-se assim. — Parece que o carácter não existe na alma indelevelmente.

1 . Pois, quanto mais perfeito é um acidente tanto mais firme é a sua inerência. Ora, a graça é mais perfeita que o carácter, porque este se ordena àquela como a um fim ulterior. Mas a graça perde-se pelo pecado. Logo, com muito maior razão o carácter.

2. Demais. — O carácter destina uma pessoa ao culto divino, como se disse. Ora, alguns abandonam o culto divino e, apostatando da fé, passam a um culto contrário. Logo, parece que esses tais perdem o carácter sacramental.

3. Demais. — Desaparecido o fim, deve também desaparecer o meio que, aliás, permaneceria em vão. Assim, depois da ressurreição não haverá matrimónio porque terá cessado a geração, a que se o matrimónio ordena. Ora, o culto externo, a que se ordena o carácter, não permaneceria na pátria, onde nada haverá de figurado, sendo tudo a nua verdade. Logo, o carácter sacramental não permanece perpetua­mente na alma. E, portanto não existe nela de modo indelével.

Mas, em contrário, diz Agostinho: Os sacramentos cristãos não se imprimem menos que a nota material da milícia. Ora, o carácter militar não é tirado, mas é reconhecido e aprovado na­quele que depois da culpa, merece o perdão do imperador. Logo, nem o carácter sacramental pode ser delido.

Como dissemos, o carácter sacramental é uma certa participação do sacerdócio de Cristo nos seus fiéis. De modo que, assim como Cristo tem o pleno poder do sacerdócio espiritual, assim os fiéis com ele se configurem participando de alguma sorte do poder espiritual com respeito aos sacramentos e ao concernente ao culto divino. E também por isto não compete a Cristo ter carácter, mas o poder do seu sacerdócio está para o carácter como o pleno e perfeito para qualquer participação dele. Ora, o sacerdócio de Cristo é eterno, segundo a Escritura: Tu és sacerdote em eterno segundo a ordem de Melquisedeque. Donde vem que toda santificação causada pelo seu sacerdócio é perpétua, enquanto permanece o ser consagrado. O que é patente mesmo com as causas inanimadas; assim, a consagração de uma igreja ou de um altar permanece sempre enquanto não forem destruídos. Ora, sendo a alma, na sua parte intelectual, o sujeito do carácter, na qual reside a fé, como dissemos, é manifesto que assim como o intelecto é perpétuo e incorruptível, assim o carácter permanece indelevelmente na alma.

DONDE A RESPOSTA À PRIMEIRA OBJECÇÃO. — De um modo existe na alma a graça e de outro o carácter. Assim, a graça está na alma como uma forma que tem nela o seu ser completo; ao passo que o carácter nela está, como uma virtude ins­trumental, segundo dissemos. Ora, uma forma completa está no sujeito segundo a condição deste. E sendo a alma mutável pelo seu livre arbítrio, enquanto permanece nesta vida, resulta por consequência que a graça está na alma de modo mutável. A virtude instrumental, porém mais se funda na condição do agente principal. Donde, o carácter está na alma de maneira indelével, não por perfeição sua, mas pela perfeição do sacerdócio de Cristo, do qual deriva como uma virtude instrumental.

RESPOSTA À SEGUNDA. — Agostinho diz no mesmo lugar: Sabemos que nem nos apóstatas fica delido o baptismo; pois, quando voltam pela penitência, não se lhes renova e por isso julgamos que não o podem perder. E a razão é que o carácter é uma virtude instrumental, como se disse. Ora, a natureza do instrumento está em ser movido por outro agente, e não em mover-se a si mesmo o que é próprio da vontade. Donde, embora a vontade se mova para o contrário, o carácter não desaparece, por causa da imobilidade do motor principal.

RESPOSTA À TERCEIRA. — Embora depois desta vida desapareça o culto externo, permanece contudo o fim desse culto. E portanto, após esta vida, permanece o carácter - nos bons, para a glória deles; e para sua ignomínia, nos maus. Assim como também o carácter militar permanece nos soldados depois de alcançada a vitória - nos que venceram, para glória; e nos vencidos, para pena.

Nota: Revisão da versão portuguesa por ama.


Perguntas e respostas


A CASTIDADE

C. A CASTIDADE É POSSÍVEL? COMO?

1. É possível viver a castidade?

Em alguns lugares o ambiente dificulta muito a vivência da castidade. Mas sempre é possível praticá-la com a ajuda de vários recursos que reunimos em três grupos: o próprio esforço, com a ajuda de Deus e dos homens.

Estes meios, podem exercitar-se no momento da batalha ou previamente para ganhar algum treino.

Pequena agenda do cristão


TeRÇa-Feira


(Coisas muito simples, curtas, objectivas)




Propósito:

Aplicação no trabalho.

Senhor, ajuda-me a fazer o que devo, quando devo, empenhando-me em fazê-lo bem feito para to poder oferecer.

Lembrar-me:
Os que estão sem trabalho.

Senhor, lembra-te de tantos e tantas que procuram trabalho e não o encontram, provê às suas necessidades, dá-lhes esperança e confiança.

Pequeno exame:

Cumpri o propósito que me propus ontem?