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13/01/2018

Hoy el reto del amor es que te dejes hidratar por Cristo

CRISTO SABE DE COSMÉTICA 


Ayer empezamos una Jornada Monástica, y una del grupo nos entregó unas bolsas con unos cuantos botes dentro.


Emocionada, nos habló de su contenido: ¡era un tratamiento completo para las manos! Nos enseñó todo con entusiasmo, poniendo un poco de cada producto sobre nuestras manos. Nos hizo experimentar la textura, el olor... Realmente convencía de que era lo mejor. Pero... el proceso eran tres pasos y eso... dado el tiempo del que disponemos, emplearlo para el uso de cosméticos no nos convencía mucho.


Cuando se fueron, razonamos todo lo que nos dijo, pues las circunstancias, el tiempo... eran factores adversos. ¡No entendíamos tener que echar una crema de manos en tres pasos! Pensamos que quizá si las mezclábamos y las hacíamos un solo producto, sería más rápido; que si nos saltábamos uno de los pasos que nos resultaba ilógico, daría igual...


Finalmente: cogimos las instrucciones. Y el primer paso resulta ser el hidratante; el segundo, exfoliante; y el tercero, el que daba suavidad a las manos, siendo todo el conjunto lo que daba el ¡resultado perfecto! Así sí que tenía su lógica.


Y así vimos el tratamiento de Cristo en nuestro corazón: Como Gema hizo con la crema sobre nuestras manos, así Cristo, cuando menos te lo esperas, se posa sobre ti y te deja sentir su olor, su textura, traducidos en Amor y Paz.


Así, el primer paso, en el que le experimentas vivo, cercano, te llena de tal manera que hidrata todas tus heridas, todo tu pasado, el momento duro por el que puedes estar pasando... sintiéndole así presente.


El segundo, el exfoliante, en el que dejas que entre Él en tu corazón, en tu intimidad, dejas que muera por todas aquellas heridas, quita de tu vida aquello que te hace daño y va limpiando todo.


Y ya por último, el tercero, en el que tu vida adquiere la suavidad del amor, un sentido nuevo, ¡el resultado perfecto!


Hoy el reto del amor es dejar que Cristo entre en tu corazón, limpie lo que te pesa y suavice tu vida: cuando vayas paseando, entra en una iglesia y déjate hidratar por Él.



VIVE DE CRISTO

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