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09/05/2019

Temas para reflectir e meditar


QUE NO TE ENGAÑEN! HOMBRE O MUJER

 

CAPÍTULO V

SOBRE EL MATRIMONIO, LA FAMILIA, LA MATERNIDAD Y LA EUTANASIA.


EL MATRIMONIO
Si hasta ahora hemos visto como la Ideología de Género es una ideología absolutamente amoral y carente de sentido común, sin embargo es en las cuestiones del matrimonio y la familia donde la Ideología de Género va a rizar el rizo con el más difícil todavía.
Efectivamente, para esta Ideología el matrimonio es un modo de violencia permanente contra la mujer y por tanto una institución a combatir. Si alguna mujer desea casarse y tener hijos es que ha sido seducida y engañada por los hombres y no sabe lo que es bueno para ella, siendo su decisión una opción no libre. La mujer es un ser oprimido y su liberación es central para cualquier actividad de liberación. La sexualidad, para este feminismo radical, es una relación de poder y el matrimonio es la institución de la que se ha servido el hombre para oprimir a la mujer. En cuanto a la maternidad, subordina a la mujer, constituyéndola en un segundo sexo dependiente del varón para complacer su egoísmo. La revolución sexual tiene como objetivo la liberación sexual, la inhibición de todas las represiones de la sociedad contra el instinto sexual.
El fundamento ético de esta concepción es el relativismo y el marxismo aplicado a la sexualidad. La lucha de clases propia del marxismo pasa a ser ahora lucha de sexos, siendo el varón el opresor y la mujer la oprimida. La ideología de género concibe la pareja humana como un ámbito de conflicto, transformando lo que debe ser una relación de amor, en una relación de conflicto. La relación entre los sexos no se basa en el amor, sino en la lucha permanente, siendo para ellos el matrimonio y la familia dos modos de violencia permanente.
Para terminar con esta violencia se pretende eliminar la idea de que los seres humanos se dividen en dos sexos y se defiende la libre elección en las cuestiones relativas a la reproducción y al estilo de vida. La mujer no debe tener relaciones socialmente legitimadas ni estables como el matrimonio, sino que debe ser autosuficiente y evitar establecer dependencias exclusivas. Para que nos entendamos, un día me encontré con un compañero de Colegio y le expliqué así la ideología de género: “Para ella, puedes acostarte con quien quieras, menos con una persona: tu esposa”.
En cambio para el creyente el matrimonio es una forma de llevar el amor de las personas que lo integran a su plenitud, porque está al servicio de la felicidad y de la vida, así como, si se trata del matrimonio cristiano, también de la santidad. En el verdadero matrimonio la pareja no se casa porque se quiere, ni se separa porque dejan de quererse, sino que se casan para quererse y para fundar una familia. La Libertad adquiere sentido y significado cuando es libertad para algo. El amor es, por tanto, el ser mismo del matrimonio, hasta el punto de que éste se puede considerar como la institución del amor conyugal o como el amor conyugal institucionalizado. Es una vocación que viene de Dios y es una institución necesaria para el amor de la pareja, aunque por supuesto, no puede reducirse al mero ordenamiento jurídico.

LA FAMILIA
“Un hombre y una mujer unidos en matrimonio forman con sus hijos una familia. Esta disposición es anterior a todo reconocimiento por la autoridad pública; se impone a ella” [i]. El matrimonio y la familia son ciertamente el fundamento básico de la sociedad, su célula primordial, el núcleo fundamental de la convivencia humana, el lugar privilegiado de aprendizaje de los valores morales, espirituales y religiosos, lo que permite crear el espacio adecuado donde el amor, la educación y el desarrollo integral de la persona pueden realizarse de la mejor manera posible. La familia se basa en la unión conyugal y en el amor procreador y estable del matrimonio, ya que constituye la mejor estructura de acogida para los niños, pues tiene una vocación de permanencia que es la que da a los hijos esa convivencia duradera que necesitan, siendo esto lo que le confiere dimensión social y, por tanto, institucional y jurídica en la sociedad.
La familia tiene su origen y fundamento en el matrimonio, porque el matrimonio es la familia más pequeña, pero susceptible de agrandarse por su apertura a la vida. Está fundada sobre el amor que sobrepasa los intereses individuales y mantiene juntos a los seres humanos. Es bueno que los cónyuges sepan disfrutar del amor de su comparte, dándose cuenta de lo que el otro me ha aportado y aporta a mi vida. La familia, basada sobre el matrimonio contraído libremente, es la más íntima y profunda sociedad natural y desempeña un papel decisivo en la formación y madurez de las personas que la componen y en su desarrollo personal y social. Dios ha instituido a la familia y le ha dotado de su constitución fundamental, haciendo de ella el lugar privilegiado donde la mayor parte de los seres humanos van a realizar en sus vidas el encuentro con Dios y las cotas más altas de amor humano; no nos extrañe por ello que Satanás intente destruirla y se sirva para ello de legislaciones en las que el aborto, el divorcio, el anti-natalismo, la fornicación y la eutanasia pasan de ser males morales a derechos reconocidos. Matrimonio y familia contribuyen a la digna transmisión de la vida y tienen un papel fundamental en la tarea educativa.
La familia es un patrimonio de la humanidad, el espacio donde mejor se compenetran conyugalidad y procreación, el lugar donde cada persona es querida por sí misma, no porque sea guapa o inteligente, un modelo para todas las demás formas de convivencia humana, un bien para la sociedad y una institución natural anterior a cualquier otra, incluido el Estado, al que corresponde como una de sus tareas principales servir y ayudar al individuo y a la familia.
La gracia de Dios es el fundamento del amor verdadero, sin la ayuda de Dios fracasamos. “Sin mí, no podéis hacer nada” [ii]. Me gustó muchísimo una frase que me dijo una vez una chica: “Lo que espero de la vida lo tengo muy claro. Quisiera ser como mis padres. Han fundado una hermosa familia, se quieren entrañablemente y son profundamente cristianos”. La oración y el buen ejemplo están para algo. Los Papas insisten en la configuración cristiana de la sociedad, haciendo especial hincapié en el bien de la familia basada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer.
Pero si esta es la concepción cristiana de la familia, la ideología de género cree que la maternidad subordina a la mujer, constituyéndola en un segundo sexo dependiente del varón para complacer su egoísmo. Por la familia, la mujer queda con gran frecuencia relegada al ámbito improductivo de la economía doméstica. La maternidad debe ser una libre elección y se reivindica, mediante el aborto y la anticoncepción, una libertad del cuerpo semejante a la masculina. El fin de la familia biológica será el fin de la represión sexual. La feminista española Celia Amorós nos dice: “la supresión de la familia es el objetivo fundamental a conseguir”, objetivo que es la consigna de la ideología de género. El pensamiento único se ha convertido en “ley” en nuestros días. En poco tiempo hemos pasado del relativismo a la dictadura del relativismo. En el campo político, los supuestos contendientes no presentan diferencias sustanciales en lo que al pensamiento antropológico y moral se refiere. En realidad, hoy en día, un secularizado “de derechas” piensa sustancialmente lo mismo que un secularizado “de izquierdas”. Y es importante que tengamos la clarividencia necesaria para percatarnos de que lo “políticamente correcto”, se ha convertido o puede convertirse finalmente en ley, lo que horroriza a las personas sensatas.




[i] (Catecismo de la Iglesia Católica 2202)
[ii] (Jn. 15,5)

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