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17/02/2019

Temas para reflectir e meditar


QUE NO TE ENGAÑEN! 
HOMBRE O MUJER 
Todo sobre la ideología de género


Pedro Trevijano

PRÓLOGO


No hace mucho oí en una conferencia decir que los dos grandes problemas de España eran el Relativismo y la Ideología de Género. Cuando a fines del 2015 publiqué un libro titulado “Relativismo e Ideología de Género” me uní, aunque ya había publicado varios artículos sobre el tema, a una serie de personas que en nuestro país y en muchos otros han elevado su voz de alarma ante lo que se nos avecina. Pienso que sigue siendo válido lo que escribí en aquel entonces: “Desde hace algún tiempo, considero que el tema del relativismo y una de sus consecuencias, la ideología de género, son de los problemas más graves de nuestra Sociedad. Suelo preguntar sobre la ideología de género a sacerdotes, médicos, profesionales y otros, y me estoy encontrando con una ignorancia supina”. Hoy, dos años y medio más tarde, es indiscutible que el número de personas que se han enterado de qué va la fiesta, ha crecido, aunque sigan siendo una relativamente pequeña minoría. Pero hay cosas que me preocupan enormemente y que están desgraciadamente en auge, como el miedo. Quienes apoyan la ideología de género son muy poderosos y la gente les tiene miedo. No es que sea una situación de terror como la que pinta la novela “Patria” en Vascongadas en los años de máximo apogeo de los tiros en la nuca, pero es una situación de miedo. ¿Miedo a qué? Veamos el texto de la Ley "Protección integral contra la LGTBIfobia y la discriminación por razón de orientación e identidad sexual en la Comunidad de Madrid ", aprobada por los cuatro grandes Partidos y lo entenderemos porque en ella se hacen afirmaciones de este calibre: “Artículo 70. Son infracciones muy graves:
c) La promoción y realización de terapias de aversión o conversión con la finalidad de modificar la orientación sexual o identidad de género de una persona. Para la comisión de esta infracción será irrelevante el consentimiento prestado por la persona sometida a tales terapias.
Artículo 72.- Sanciones. 3.- Las infracciones muy graves serán sancionadas con multa de 20.001 hasta 45.000 euros y además podrá imponerse alguna o algunas de las sanciones accesorias siguientes: a) Prohibición de acceder a cualquier tipo de ayuda pública de la Comunidad Autónoma de Madrid por un período de hasta tres años. b) Inhabilitación temporal por un periodo de hasta tres años para ser titular, la persona física o jurídica, de centros o servicios dedicados a las prestación de servicios públicos.
c) Prohibición de contratar con la Administración, sus organismos autónomos o entes públicos por un periodo de hasta tres años.” Es una Ley que recorta los derechos de los médicos, impidiéndoles ejercer su profesión, y de los homosexuales, a quienes no se permite recurrir a tratamientos que están teniendo éxito en otros países. Un amigo mío médico de Madrid me cuenta que cuando habla de este asunto con sus colegas, sencillamente no le creen, por lo que dice: “No discuto con ellos, simplemente les pido el email y les envío la Ley”. Personalmente me pasó algo parecido con un compañero de bachiller. Me dijo que iba a mandar la Ley a un cuñado suyo, buen abogado. A los pocos días recibí la impresión de ese cuñado. Se resumía en una palabra: “Inaudito”. ¿Ahora bien es imaginable que en un país democrático y libre, una Ley como ésta de Madrid haya podido pasar, prácticamente por unanimidad? Lo peor es que no sólo ha pasado, sino que la Ley que ha presentado Podemos al Parlamente español, estas disposiciones antidemocráticas y aberrantes las mantiene y pueden ser Ley para todo el territorio nacional. Este Proyecto de Ley se llama así: “Proposición de Ley contra la discriminación por orientación sexual, identidad o expresión de género y características sexuales, y de igualdad social de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexuales”. Esta Ley la presenta Podemos; Ciudadanos y PSOE están de acuerdo y el PP pensaba dejar libertad de voto y por tanto es fácil se apruebe, aunque afortunadamente parece hay bastantes artículos claramente anticonstitucionales. La respuesta del por qué la gente no se atreve a oponerse para es sencilla: en España hay mucho miedo, y entre los parlamentarios mucho más, porque el que se mueve no sale en la foto ni va en las próximas listas.
Y es que como la gente no quiere líos ni problemas se calla, porque en boca cerrada no entran moscas. ¿Para qué me voy a meter en jaleos si puedo pedir otra de gambas? De eso tuve una demostración práctica hace unos días, cuando me quejé a unos sacerdotes que no hablasen y me contestaron que ése no era asunto de ellos, sino de los padres.
Mucho me temo que los unos por los otros la casa sin barrer. La nueva Ley señala que cualquier discrepancia sobre esa concepción de la persona se convierte en algo sancionable y perseguible por constituir vejación
discriminación hacia aquellas personas en las cuales el “sexo sentido” no coincida con el genético y morfológico. No nos queda sino preguntarnos donde queda la libertad de opinión y de expresión, derechos humanos fundamentales recogidos en la Constitución. Pero no nos quejemos porque la verdad es que no hemos sabido defender la libertad y la democracia.

Como Vds. han podido notar, no he tocado para nada otro de los grandes atropellos, la Educación, en donde se está intentando que sea el Estado y no los padres, los principales educadores. Pero, por supuesto, también hay que hablar de ello.

Pedro Trevijano.

CAPÍTULO I



PROGENITOR A: EL RELATIVISMO.

La Ideología de Género, como es lógico, no surge de la nada, sino que tiene antecedentes que le van preparando el terreno. Podemos decir que es hija de otras dos ideologías: el relativismo y el marxismo. Pero como no quiero problemas por llamar a una ideología madre y a la otra padre, voy a emplear el lenguaje, que a los de esta ideología les gusta: Progenitor A y Progenitor B.
Me voy a referir ahora al Relativismo. Sabemos que los relativistas generalmente no creen en Dios o por lo menos son agnósticos, y en consecuencia tampoco en la Ley ni en el Derecho Natural. En consecuencia la Verdad y el Bien no son algo objetivo, sino que, llegado un momento dado, son perfectamente modificables: lo que ayer era malo, hoy puede ser bueno y al revés. En esta ideología no se piensa que contra el hecho no valen argumentos, sino que en un conflicto entre mi ideología y la realidad es la realidad la que debe adaptarse a mi ideología, y no al revés.
El relativismo intenta crear un nuevo tipo de ciudadanos, buscando liberar al hombre de sus ataduras más profundas, incluso las ligadas con la propia naturaleza humana. Se trata de realizar una libertad sin constricciones. El eslogan de esta corriente es “la Libertad os hará verdaderos”, que contradice al de Jesucristo “la Verdad os hará libres” [i]. Don José Luis Rodríguez Zapatero, decía así en unas declaraciones publicadas en el 2006: “La idea de una ley natural por encima de las leyes que se dan los hombres es una reliquia ideológica frente a la realidad social y a lo que ha sido su evolución. Una idea respetable, pero no deja ser un vestigio del pasado”. Es decir, en su concepción relativista, como Dios no existe, el orden social no se ve como reposando en las leyes de Dios o de la naturaleza, sino como resultado de las elecciones libres del individuo y del pueblo soberano. A nivel individual nos encontramos con el subjetivismo, el hecho que no hay ningún ser superior a y en consecuencia la no existencia de reglas generales. De la legítima pluralidad de posiciones se da el paso a un pluralismo indiferenciado, basado en el convencimiento de que todas las posiciones son igualmente válidas. Esto es en teoría, porque como en la práctica se te ocurra discrepar de ellos, pueden caerte sanciones como las que hemos visto.
A nivel colectivo quien debe decidir en la concepción relativista es el pueblo soberano, quien se expresa a través de la mayoría parlamentaria. Pero como existe una realidad llamada disciplina de Partido, quien decide lo que está bien y lo que está mal es la autoridad política del momento. Pero como los creyentes hemos de seguir ante todo la Ley de Dios, está claro que hemos de saber distinguir entre lo legal, que es lo que dice la legislación, y lo moral, que es lo que está de acuerdo con la Ley divina. Un caso claro de esta diferencia es el aborto: para la legislación civil es un derecho, para el católico un crimen abominable.
Por ello, el gran problema en torno a la Verdad es: ¿Existe una Verdad Objetiva, o no? Ante esta pregunta hay una doble respuesta. Mientras unos pensamos que por supuesto hay una Verdad Objetiva, que el Bien y el Mal son claramente diferentes, que existen una serie de valores eternos e inmutables, los otros, por el contrario, defienden que no hay verdades objetivas o reglas universalmente válidas, que todo es opinable y depende del punto de vista desde el que se mire, y que ni siquiera los valores que nosotros decimos son esenciales, como la libertad, la vida, la justicia, el amor, la paz, son objetivos e inamovibles.
Otro gran problema es cuál es el fundamento de la dignidad humana. Todos reconocemos que el ser humano posee una dignidad intrínseca, pero
¿cuál es su fundamento? Los creyentes afirmamos que hemos no sólo sido creados por Dios [ii], sino que Él quiere que seamos sus hijos  [iii] y que la Fe llena de sentido nuestras vidas. Los relativistas, al no aceptar a Dios como fundamento, no encuentran nada más sólido que las leyes estatales y el Estado. Pero si es el Estado el que me concede los derechos, el Estado también puede quitármelos, con lo que dejamos la puerta abierta a los totalitarismos. No nos olvidemos, además, que para ellos todo termina con la muerte.
El ideal democrático consiste en proteger y respetar los derechos humanos que posee el hombre por su dignidad intrínseca. Al acabar la Segunda Guerra Mundial y como consecuencia de sus horrores, pudo lograrse el acuerdo sobre cuáles eran los derechos humanos fundamentales y así se redactó la Declaración Universal de Derechos Humanos, promulgada por la ONU en 1948, si bien no pudo llegarse al acuerdo sobre cuál era el fundamento último de estos derechos, por lo que esta dignidad y estos derechos quedan en la cuerda floja con el Relativismo. Los que creemos en ellos y en Dios como su último fundamento pensamos que muchos de estos derechos son “valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables” [iv]. Actuar contra ellos es negar la democracia. No basta con hablar de democracia, hay que practicarla. Una democracia sin valores es un totalitarismo visible o encubierto. Pero, desgraciadamente, con el paso del tiempo, vuelven a adquirir fuerza el relativismo y el positivismo y se nos habla de una nueva generación de derechos, basados en la real o parlamentaria gana, estando muchos de ellos en franca contradicción con los derechos basados en la Ley Natural.
Además como la mejor defensa es un buen ataque los laicistas han constituido en España una Asociación llamada Europa laica, para darnos a conocer sus ideas por medio de manifiestos o de artículos en los periódicos. A mí lo que más me ha llamado la atención es lo siguiente: “Europa laica es una asociación laicista española que asume el laicismo como condición indispensable de cualquier verdadero sistema democrático y que defiende el pluralismo ideológico en pie de igualdad como regla fundamental del Estado de Derecho y el establecimiento de un marco jurídico adecuado y efectivo que lo garantice y lo proteja frente a toda interferencia de instituciones religiosas que implique ventajas o privilegios”. Cuando leo cosas como “el laicismo como condición indispensable de cualquier verdadero sistema democrático”, se me está diciendo que o pienso lo mismo que ellos o no soy demócrata, pues cualquier opinión u opción que no sea la relativista laicista supone intolerancia. En pocas palabras: para ser demócrata hay que ser laicista y todo lo que no sea laicismo no es democrático. Unamuno lo expresó con una frase genial: “En Francia no se puede pensar libremente, hay que ser librepensador”.


[i] (Jn 8,32)
[ii] Gén 1,26-27)
[iii] (Jn 1,12)
[iv] (Benedicto XVI, Encíclica “Sacramentum caritatis” nº 83)

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