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02/02/2019

Leitura espiritual


AUSTERIDAD


1. ¿Qué es la austeridad? Austeridad es la virtud que modera los gastos. Está muy relacionada con la templanza y la pobreza.

2. ¿En qué se diferencian austeridad y pobreza? La virtud de la pobreza o desprendimiento modera el ansia excesiva hacia los bienes materiales, con independencia de si el desembolso es excesivo o no. La austeridad evita el despilfarro, cuidando que los gastos sean razonables.

3. ¿Un ejemplo? En el caso de comprar un coche, la pobreza invita a considerar si el automóvil es necesario, y procura que el corazón no esté atado al capricho de un vehículo. En cambio, la austeridad cuida de no comprar un modelo excesivamente lujoso, y evita gastos en viajes innecesarios. Como se ve, ambas virtudes se parecen mucho y no importa usarlas como sinónimos.

4. ¿No puedo hacer con mi dinero lo que quiera? Puedes hacer con tu dinero muchas cosas, pero no cualquier cosa. Puedes emplearlo en necesidades razonables, incluso en caprichos moderados. Pero el despilfarro se opone a la justicia y solidaridad con otros seres humanos.

5. ¿Es malo tener dinero? Tener dinero es bueno, pues permite hacer obras buenas. Lo malo es el afán excesivo por la posesión de bienes o dineros (virtud de la pobreza); y también se debe evitar el derroche (austeridad).
El dinero lleva consigo la obligación de emplearlo bien.

6. ¿Un ejemplo de austeridad? Un ejemplo de ejercitar la austeridad es procurar que las cosas duren. Cuidarlas, tratar de que se mantengan en buen estado. Esto es señal de que se emplea bien el dinero y no da lo mismo que algo se rompa o estropee.

7. ¿Austeridad equivale a tacañería? La austeridad procura que los gastos sean razonables. El despilfarro y la tacañería son excesos situados a cada lado de lo razonable.

8. ¿Alguna referencia? El catecismo de la Iglesia católica trata de estos temas principalmente en los nn: 2402 y 2404. Veamos unos textos:
"Los bienes de la creación están destinados a todo el género humano (...) La apropiación de bienes debe hacer posible que se viva una solidaridad natural entre los hombres" (2402).
"El hombre, al servirse de esos bienes, debe considerar las cosas externas que posee legítimamente, no sólo como suyas, sino también como comunes, en el sentido de que han de aprovechar no sólo a él, sino también a los demás. La propiedad de un bien hace de su dueño un administrador de la providencia para hacerlo fructificar y comunicar sus beneficios a otros" (2404).

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