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17/06/2018

Leitura espiritual


LIBRO DE LA VIDA 64


Segundo a edição de 1562


PRÓLOGO



CAPÍTULO 39


19. ¡Oh, válgame Dios! si dijese de las maneras y diferencias de trabajos que en este tiempo tuve, aun después de lo que atrás queda dicho, ¡cómo sería harto aviso para del todo aborrecerlo todo!

Fue la mayor persecución -me parece- de las que he pasado.
Digo que me vi a veces de todas partes tan apretada, que sólo hallaba remedio en alzar los ojos al cielo y llamar a Dios.
Acordábame bien de lo que había visto en esta visión.
E hízome harto gran provecho para no confiar mucho de nadie, porque no le hay que sea estable sino Dios. Siempre en estos trabajos grandes me enviaba el Señor, como me lo mostró, una persona de su parte que me diese la mano, como me lo había mostrado en esta visión, sin ir asida a nada más de a contentar al Señor; que ha sido para sustentar esa poquita de virtud que yo tenía en desearos servir. ¡Seáis bendito por siempre! 20. Estando una vez muy inquieta y alborotada, sin poder recogerme, y en batalla y contienda, yéndoseme el pensamiento a cosas que no eran perfectas -aún no me parece estaba con el desasimiento que suelo-, como me vi así tan ruin, tenía miedo si las mercedes que el Señor me había hecho eran ilusiones. Estaba, en fin, con una oscuridad grande de alma.
Estando con esta pena, comenzóme a hablar el Señor y díjome que no me fatigase, que en verme así entendería la miseria que era, si El se apartaba de mí, y que no había seguridad mientras vivíamos en esta carne.
Dióseme a entender cuán bien empleada es esta guerra y contienda por tal premio, y parecióme tenía lástima el Señor de los que vivimos en el mundo.
Mas que no pensase yo me tenía olvidada, que jamás me dejaría, mas que era menester hiciese yo lo que es en mí.
Esto me dijo el Señor con una piedad y regalo, y con otras palabras en que me hizo harta merced, que no hay para qué decirlas.

21. Estas me dice Su Majestad muchas veces, mostrándome gran amor: Ya eres mía y Yo soy tuyo.

Las que yo siempre tengo costumbre de decir, y a mi parecer las digo con verdad, son: ¿Qué se me da, Señor, a mí de mí, sino de Vos?

Son para mí estas palabras y regalos tan grandísima confusión, cuando me acuerdo la que soy, que como he dicho creo otras veces y ahora lo digo algunas a mi confesor, más ánimo me parece es menester para recibir estas mercedes, que para pasar grandísimos trabajos. Cuando pasa, estoy casi olvidada de mis obras, sino un representárseme que soy ruin, sin discurso de entendimiento, que también me parece a veces sobrenatural.

22. Viénenme algunas veces unas ansias de comulgar tan grandes, que no sé si se podría encarecer.
Acaecióme una mañana que llovía tanto, que no parece hacía para salir de casa. Estando yo fuera de ella, yo estaba ya tan fuera de mí con aquel deseo, que aunque me pusieran lanzas a los pechos, me parece entrara por ellas, cuánto más agua. Como llegué a la iglesia, diome un arrobamiento grande: parecióme vi abrir los cielos, no una entrada como otras veces he visto. Representóseme el trono que dije a vuestra merced he visto otras veces, y otro encima de él, adonde por una noticia que no sé decir, aunque no lo vi, entendí estar la Divinidad. Parecíame sostenerle unos animales; a mí me parece he oído una figura de estos animales; pensé si eran los evangelistas.

Mas cómo estaba el trono, ni qué estaba en él, no lo vi, sino muy gran multitud de ángeles.
Pareciéronme sin comparación con muy mayor hermosura que los que en el cielo he visto. He pensado si son serafines o querubines, porque son muy diferentes en la gloria, que parecía tener inflamamiento: es grande la diferencia, como he dicho.
Y la gloria que entonces en mí sentí no se puede escribir ni aun decir, ni la podrá pensar quien no hubiere pasado por esto.

Entendí estar allí todo junto lo que se puede desear, y no vi nada.

Dijéronme, y no sé quién, que lo que allí podía hacer era entender que no podía entender nada, y mirar lo nonada que era todo en comparación de aquello.
Es así que se afrentaba después mi alma de ver que pueda parar en ninguna cosa criada, cuánto más aficionarse a ella, porque todo me parecía un hormiguero.

23. Comulgué y estuve en la misa, que no sé cómo pude estar.

Parecióme había sido muy breve espacio. Espantéme cuando dio el reloj y vi que eran dos horas las que había estado en aquel arrobamiento y gloria.
Espantábame después, cómo en llegando a este fuego, que parece viene de arriba, de verdadero amor de Dios (porque aunque más lo quiera y procure y me deshaga por ello, si no es cuando Su Majestad quiere, como he dicho otras veces, no soy parte para tener una centella de él), parece que consume el hombre viejo de faltas y tibieza y miseria; y a manera de como hace el ave fénix -según he leído- y de la misma ceniza, después que se quema, sale otra, así queda hecha otra el alma después con diferentes deseos y fortaleza grande. No parece es la que antes, sino que comienza con nueva puridad el camino del Señor.

Suplicando yo a Su Majestad fuese así, y que de nuevo comenzase a servirle, me dijo: Buena comparación has hecho; mira no se te
olvide para procurar mejorarte siempre.

24. Estando una vez con la misma duda que poco ha dije, si eran estas visiones de Dios, me apareció el Señor y me dijo con rigor:

¡Oh hijos de los hombres! ¿Hasta cuándo seréis duros de corazón?

Que una cosa examinase bien en mí: si del todo estaba dada por suya, o no; que si lo estaba y lo era, que creyese no me dejaría perder.

Yo me fatigué mucho de aquella exclamación.
Con gran ternura y regalo me tornó a decir que no me fatigase, que ya sabía que por mí no faltaría de ponerme a todo lo que fuese su servicio; que se haría todo lo que yo quería (y así se hizo lo que entonces le suplicaba); que mirase el amor que se iba aumentando en mí cada día para amarle, que en esto vería no ser demonio; que no pensase que consentía Dios tuviese tanta parte el demonio en las almas de sus siervos y que te pudiese dar la claridad de entendimiento y quietud que tienes. Diome a entender que habiéndome dicho tantas
personas, y tales, que era Dios, que haría mal en no creerlo.

25. Estando una vez rezando el salmo de Quicumque vult, se me dio a entender la manera cómo era un solo Dios y tres Personas tan claro, que yo me espanté y consolé mucho.
Hízome grandísimo provecho para conocer más la grandeza de Dios y sus maravillas, y para cuando pienso o se trata de la Santísima Trinidad, parece entiendo cómo puede ser, y esme mucho contento.

26. Un día de la Asunción de la Reina de los Angeles y Señora nuestra, me quiso el Señor hacer esta merced, que en un arrobamiento se me representó su subida al cielo, y la alegría y solemnidad con que fue recibida y el lugar adonde está. Decir cómo fue esto, yo no sabría. Fue grandísima la gloria que mi espíritu tuvo de ver tanta gloria. Quedé con grandes efectos, y aprovechóme para desear más pasar grandes trabajos, y quedóme gran deseo de servir a esta Señora, pues tanto mereció.

27. Estando en un Colegio de la Compañía de Jesús, y estando comulgando los hermanos de aquella casa, vi un palio muy rico sobre sus cabezas. Esto vi dos veces. Cuando otras personas comulgaban, no lo veía.

SANTA TERESA DE JESÚS O DE ÁVILA

Publicações em 17 de Junho

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Publicações em 17 de Junho 2018:










Deixa-o exigir-te!


Deus quer-nos infinitamente mais do que tu próprio te queres... Deixa-o, pois, exigir-te! (Forja, 813)

O Senhor conhece as nossas limitações, o nosso individualismo e a nossa ambição: a dificuldade em nos conhecermos a nós mesmos e de nos entregarmos aos outros. Sabe o que é não encontrar amor e verificar que mesmo aqueles que dizem segui-Lo o fazem só a meias. Recordai as cenas tremendas que os evangelistas nos descrevem e em que vemos os apóstolos ainda cheios de aspirações temporais e de projectos exclusivamente humanos. Mas Jesus escolheu-os, mantém-nos juntos de Si e confia-lhes a missão que recebeu do Pai.

Também a nós nos chama e nos pergunta como a Tiago e João: Potestis bibere calicem quem ego bibiturus sum?; estais dispostos a beber o cálice (este cálice da completa entrega ao cumprimento da vontade do Pai) que eu vou beber? "Possumus"!. Sim, estamos dispostos! – é a resposta de João e Tiago... Vós e eu, estamos dispostos seriamente a cumprir, em tudo, a vontade do nosso Pai, Deus? Demos ao Senhor o nosso coração inteiro ou continuamos apegados a nós mesmos, aos nossos interesses, à nossa comodidade, ao nosso amor-próprio? Há em nós alguma coisa que não corresponda à nossa condição de cristãos e que nos impeça de nos purificarmos? Hoje apresenta-se-nos a ocasião de rectificar. (Cristo que passa, 15)

Temas para reflectir e meditar

Confiar em Deus


Seja esta a primeira regra de toda a acção: confia tanto em Deus como se todo o êxito dependesse só de ti e nada de Deus; mas age de tal modo como se tu nada houvesses de fazer e só Deus haja de ser o único e universal realizador de tudo.



(G. Henevesi, SJ, in BROTÉRIA, Vol. LXXXI nr. 1-2, Julho/Agosto 1965, nr. 35)  

Evangelho e comentário


Tempo comum


Evangelho: Mc 4, 26-34

26 Dizia ainda: «O Reino de Deus é como um homem que lançou a semente à terra. 27 Quer esteja a dormir, quer se levante, de noite e de dia, a semente germina e cresce, sem ele saber como. 28 A terra produz por si, primeiro o caule, depois a espiga e, finalmente, o trigo perfeito na espiga. 29 E, quando o fruto amadurece, logo ele lhe mete a foice, porque chegou o tempo da ceifa.» 30 Dizia também: «Com que havemos de comparar o Reino de Deus? Ou com qual parábola o representaremos? 31 É como um grão de mostarda que, ao ser deitado à terra, é a mais pequena de todas as sementes que existem; 32 mas, uma vez semeado, cresce, transforma-se na maior de todas as plantas do horto e estende tanto os ramos, que as aves do céu se podem abrigar à sua sombra.» 33 Com muitas parábolas como estas, pregava-lhes a Palavra, conforme eram capazes de compreender. 34 Não lhes falava senão em parábolas; mas explicava tudo aos discípulos, em particular.

Comentário:

As comparações, exemplos, que Jesus Cristo dá quando fala do Reino de Deus devem ter ficado gravadas para sempre na mente e no coração dos que as ouviram.

E em nós também, porque por inspiração do Espírito Santo os evangelistas no-las fizeram chegar.

São palavras, explicações, simples, acessíveis que qualquer um pode perceber.

Desta forma ninguém poderá dizer que não entende.

O que é importante é que ninguém possa dizer:

Ninguém me explicou!

Essa é a nossa tarefa o encargo de qualquer cristão.


(AMA, comentário sobre Mc 4, 26-34, Carvide, 27.01.2017)

Tratado da vida de Cristo 207

Os sacramentos em geral 

Questão 63: Do efeito principal dos Sacramentos, que é a graça.


Art. 6 — Se todos os sacramentos da lei nova imprimem carácter.

O sexto discute-se assim. — Parece que todos os sacramentos da lei nova imprimem carácter.

1. — Pois, todos os sacramentos da lei nova tornam participante do sacerdócio de Cristo. Ora, o carácter sacramental outra causa não é senão a participação do sacerdócio de Cristo, como se disse. Logo, parece que todos os sacramentos da lei nova imprimem carácter.

2. Demais. — O carácter está para a alma onde existe como a consagração para as coisas consagradas. Ora, por qualquer sacramento da lei nova o homem recebe a graça santificante como se disse. Logo, parece que qualquer sacramento da lei nova imprime carácter.

3. Demais. — O carácter em uma parte material é um sacramento. Ora, em qualquer sacramento da lei nova há uma parte que é somente material e outra que somente é sacramento, e ainda outra que é material e sacramento. Logo, qualquer sacramento da lei nova imprime carácter.

Mas, em contrário, os sacramentos que imprimem carácter não se reiteram, por ser o carácter indelével, como se disse. Ora, alguns sacramentos se reiteram, como é o caso da penitência e do matrimónio. Logo nem todos sacramentos imprimem carácter.

Como dissemos, os sacramentos da lei nova ordenam-se a dois fins, a saber, a serem remédio do pecado e ao culto divino. Pois, é comum a todos os sacramentos o serem remédios contra o pecado, porque conferem a graça. Mas, nem todos se ordenam directamente ao culto divino, como claramente o mostra a penitência, pela qual nos livramos do pecado; pois nada de novo nos confere pertinente ao culto divino, mas nos restitui ao primeiro estado.

Pode, porém um sacramento respeitar ao culto divino de três modos: actualmente e em si mesmo, ou como de agente ou como recipiente - A modo de acção em si mesma considerada concerne ao culto divino a Eucaristia, na qual principalmente esse culto consiste, enquanto ela é um sacrifício da Igreja. E esse sacramento não imprime carácter porque não ordena o homem à nada de ulterior, que deva ser feito ou recebido, pois, antes é o fim e a consumação de todos os sacramentos, como diz Dionísio. Porque em si mesmo contém a Cristo, em quem não existe carácter, mas é a plenitude total do sacerdócio. - Mas, aos que devem agir ministrando os sacramentos concerne o sacramento da ordem; pois, por esse sacramento são destinados alguns a comunicar os sacramentos aos outros. - Enfim, aos que recebem respeita o sacramento do baptismo, porque confere ao homem o poder de receber os outros sacramentos da Igreja; por isso se chama o baptismo a porta dos sacramentos. Ao mesmo fim também de certo modo se ordena a confirmação, como em seu lugar se dirá. - E assim esses três sacramentos imprimem carácter, a saber, o baptismo, a confirmação e a ordem.

DONDE A RESPOSTA À PRIMEIRA OBJECÇÃO. — Todos os sacramentos tornam o homem participante do sacerdócio de Cristo, porque recebe assim um certo, efeito dele. Mas nem por todos os sacramentos somos destinados a fazer alguma coisa ou a receber o que pertença ao culto do sacerdócio de Cristo. O que é necessário para o sacramento imprimir carácter.

RESPOSTA À SEGUNDA. — Por todos os sacramentos se santifica o homem, porque a santidade implica a purificação do pecado, resultante da graça. Mas especialmente por certos sacramentos, que imprimem carácter, o homem se santifica por uma certa consagração, como destinado ao culto divino. Assim também dizemos que as coisas inanimadas santificam, enquanto destinadas ao culto divino.

RESPOSTA À TERCEIRA. — Embora o carácter implique uma coisa material e seja um sacramento, nem por isso tudo o que é coisa material e sacramento há-de ser carácter. O que seja, porém a coisa material e o sacramento, diremos quando tratarmos dos outros sacramentos (nos lugares próprios).


Nota: Revisão da versão portuguesa por ama.


El reto del amor




VIVE DE CRISTO®Dominicas de Lerma

Perguntas e respostas


A CASTIDADE

B. BENEFÍCIOS DA CASTIDADE.

4. A castidade liberta de uma escravidão.

- No sexo há uma inclinação correcta, que convida a formar uma família e a alcançar descendência.

Esta disposição a ter filhos, cada marido com a sua mulher, é boa, natural. E os prazeres que acompanham são também bons e desejáveis.

Por seu lado, no sexo há uma tendência errada que impulsiona a ter prazeres sexuais de qualquer modo, com umas e outras pessoas. Isto já não é natural e deve dominar-se.

Se se cede nisto, a inclinação aumenta pois se adquirem gostos e se forma uma obsessão, uma escravidão ao sexo que pode chamar-se sexo-dependência.

A virtude da castidade liberta destas cadeias ajudando o homem a ser dono dos seus actos nesta matéria.

Pequena agenda do cristão

DOMINGO



(Coisas muito simples, curtas, objectivas)



Propósito:
Viver a família.

Senhor, que a minha família seja um espelho da Tua Família em Nazareth, que cada um, absolutamente, contribua para a união de todos pondo de lado diferenças, azedumes, queixas que afastam e escurecem o ambiente. Que os lares de cada um sejam luminosos e alegres.

Lembrar-me:
Cultivar a Fé

São Tomé, prostrado a Teus pés, disse-te: Meu Senhor e meu Deus!
Não tenho pena nem inveja de não ter estado presente. Tu mesmo disseste: Bem-aventurados os que crêem sem terem visto.
E eu creio, Senhor.
Creio firmemente que Tu és o Cristo Redentor que me salvou para a vida eterna, o meu Deus e Senhor a quem quero amar com todas as minhas forças e, a quem ofereço a minha vida. Sou bem pouca coisa, não sei sequer para que me queres mas, se me crias-te é porque tens planos para mim. Quero cumpri-los com todo o meu coração.

Pequeno exame:

Cumpri o propósito que me propus ontem?