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19/02/2017

Hoy el reto del amor es que ames tus pobrezas

ACCIDENTES MONÁSTICOS

Hace un par de días tuve un accidente con un bote de cerámica: se me cayó y se me clavó en el pie. Al final acabamos en urgencias y me tuvieron que dar seis puntos. Desde el primer momento pude sentir que el Señor estuvo a mi lado todo el tiempo; desde la tranquilidad de Lety al taparme la hemorragia, las hermanas que hacían de muletas para que no pisara con ese pie, el coche que rápidamente se ofreció a llevarnos hasta el Centro Médico, la delicadeza del médico al coserme, el cariño de las del "Novi" que me dejaron todo a punto para cuando volviese... todos fueron gestos del Señor hacia mí a través de muchas personas, ¡no podía parar de dar gracias!

Soy bastante rápida al hacer las cosas. El hecho de tener que andar casi a la velocidad de un caracol, el no poder arrodillarme al entrar en la capilla, el no poder ducharme dos días por prescripción del médico, entre otras limitaciones, me podrían haber causado rebeldía; sin embargo, el Señor me está enseñando a dejarme cuidar, a que las hermanas me lleven los libros de un sitio a otro, que suban y bajen el hielo... En todos esos gestos estoy viendo al Señor mimándome, cuidándome...

Puede que hoy sientas especialmente tus limitaciones humanas, tanto las físicas como tus debilidades. Quizá sientas que no puedes hacer todo lo que te gustaría, que te gustaría ser más independiente, más autosuficiente y hacerlo todo sola.

La verdad es que Cristo no nos quiere independientes. Jesús quiere entrar en esa debilidad tuya, en tu pobreza. Jesús curó a tantas personas durante su vida en la tierra que nos deja clarísimo que es ahí, en donde te sientes más sucio, en donde te sientes más débil, en lo que te gustaría eliminar de tu vida, es en donde quiere entrar el Señor. Él quiere encontrarse contigo ahí, en tu realidad. Si fueses perfecta, ¿qué podría hacer el Señor por ti?

Hoy el reto del amor es que ames tus pobrezas, y, en esas pobrezas, dejarte ayudar por el hermano, dejarte cuidar, dejarte mimar. Entrégale eso que más te cuesta para que Cristo pueda entrar en ti.


VIVE DE CRISTO

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