por El Reto del amor
Padroeiros do blog: SÃO PAULO; SÃO TOMÁS DE AQUINO; SÃO FILIPE DE NÉRI; SÃO JOSEMARIA ESCRIVÁ
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30/01/2019
Temas para reflectir e meditar
O pior dos pecados
Com a certeza de que cada um provocou o abatimento físico de Jesus – ainda que nos pese, porque quereríamos sinceramente não tê-lo provocado -, brotam na consciência a necessidade e o afã de reparar. Por nós mesmos não conseguimos alcançar esta meta: não contamos com as faculdades apropriadas nem estamos em condições de desagravar com uma existência inteiramente santa; além disso, apesar desses bons desejos, vencem-nos com tanta frequência as misérias! Quem não admitisse esta triste e frágil condição, daria já lugar à soberba, que constitui o maior dos males que causaram a tristeza de Jesus, o pior dos pecados, que traz muitos outros consigo, como que por uma arreata.
Com a certeza de que cada um provocou o abatimento físico de Jesus – ainda que nos pese, porque quereríamos sinceramente não tê-lo provocado -, brotam na consciência a necessidade e o afã de reparar. Por nós mesmos não conseguimos alcançar esta meta: não contamos com as faculdades apropriadas nem estamos em condições de desagravar com uma existência inteiramente santa; além disso, apesar desses bons desejos, vencem-nos com tanta frequência as misérias! Quem não admitisse esta triste e frágil condição, daria já lugar à soberba, que constitui o maior dos males que causaram a tristeza de Jesus, o pior dos pecados, que traz muitos outros consigo, como que por uma arreata.
(javier echevarría, Getsemani, Planeta, 3ª Ed. Cap. II, 6)
Pequena agenda do cristão
(Coisas muito simples, curtas, objectivas)
Propósito:
Simplicidade e modéstia.
Senhor, ajuda-me a ser simples, a despir-me da minha “importância”, a ser contido no meu comportamento e nos meus desejos, deixando-me de quimeras e sonhos de grandeza e proeminência.
Lembrar-me:
Do meu Anjo da Guarda.
Senhor, ajuda-me a lembrar-me do meu Anjo da Guarda, que eu não despreze companhia tão excelente. Ele está sempre a meu lado, vela por mim, alegra-se com as minhas alegrias e entristece-se com as minhas faltas.
Anjo da minha Guarda, perdoa-me a falta de correspondência ao teu interesse e protecção, a tua disponibilidade permanente. Perdoa-me ser tão mesquinho na retribuição de tantos favores recebidos.
Pequeno exame:
Cumpri o propósito que me propus ontem?
Os filhos de Deus têm de ser contemplativos
Nunca compartilharei a opinião – ainda
que a respeite – dos que separam a oração da vida activa, como se fossem
incompatíveis. Os filhos de Deus têm de ser contemplativos: pessoas que, no
meio do fragor da multidão, sabem encontrar o silêncio da alma em colóquio
permanente com Nosso Senhor: e olhá-lo como se olha um Pai, como se olha um
Amigo, a quem se quer com loucura. (Forja, 738)
Não duvideis, meus filhos: qualquer
forma de evasão das honestas realidades diárias é, para vós, homens e mulheres
do mundo, coisa oposta à vontade de Deus.
Pelo contrário, deveis compreender
agora – com uma nova clareza – que Deus vos chama a servi-Lo em e a partir das
ocupações civis, materiais, seculares da vida humana: Deus espera-nos todos os
dias no laboratório, no bloco operatório, no quartel, na cátedra universitária,
na fábrica, na oficina, no campo, no lar e em todo o imenso panorama do
trabalho. Ficai a saber: escondido nas situações mais comuns há um quê de
santo, de divino, que toca a cada um de vós descobrir.
Eu costumava dizer àqueles
universitários e àqueles operários que vinham ter comigo por volta de 1930 que
tinham que saber materializar a vida espiritual. Queria afastá-los assim da
tentação, tão frequente então como agora, de viver uma vida dupla: a vida
interior, a vida de relação com Deus, por um lado; e por outro, diferente e separada,
a vida familiar, profissional e social, cheia de pequenas realidades terrenas.
Não, meus filhos! Não pode haver uma
vida dupla; se queremos ser cristãos, não podemos ser esquizofrénicos. Há uma
única vida, feita de carne e espírito, e essa é que tem de ser – na alma e no
corpo – santa e cheia de Deus, deste Deus invisível que encontramos nas coisas
mais visíveis e materiais.
Não há outro caminho, meus filhos: ou
sabemos encontrar Nosso Senhor na nossa vida corrente ou nunca O encontraremos
Por isso posso dizer-vos que a nossa época precisa de restituir à matéria e às
situações que parecem mais vulgares o seu sentido nobre e original, colocá-las
ao serviço do Reino de Deus, espiritualizá-las, fazendo delas o meio e a
ocasião do nosso encontro permanente com Jesus Cristo. (Temas
Actuais do Cristianismo, n. 114)
Leitura espiritual
A. ¿QUÉ ES LA JUSTICIA?
1. ¿Qué es la justicia? En cuanto cualidad personal, la justicia es la
virtud o hábito bueno de dar a cada uno lo suyo, lo que le corresponde, lo que
se le debe otorgar. Habitualmente se entiende en temas económicos, pero la
justicia abarca otros aspectos más olvidados.
2. ¿Qué aspectos olvidados abarca la justicia? Dentro de los deberes de
justicia se incluyen los siguientes:
El respeto a los padres y autoridades. Es justo obedecerles y respetarles.
Es un deber respecto a ellos.
Cumplir las obligaciones profesionales, incluso los estudiantes. Esto
último es un deber respecto a la familia y la sociedad, que cuentan con su
preparación actual para el trabajo futuro.
Cumplir las obligaciones respecto a Dios. Es un aspecto de la justicia muy
olvidado. Los hombres no somos dioses sino criaturas, y tenemos deberes respecto
al Creador. Por ejemplo, faltar a misa un domingo es una injusticia.
El respeto a la dignidad humana. A cada persona se le debe otorgar un trato
propio de un ser humano, que incluye evitar discriminaciones. Por ejemplo, con
el embrión, con la mujer, etc.
En general, cada uno es muy sensible a las injusticias que padece, pero es
fácil olvidar las injusticias que hace padecer a los demás con burlas, críticas
y desaires. Cuidando estas cosas mejora mucho el ambiente. Lo mismo sucede si
hay lealtad.
3. ¿La lealtad tiene que ver con la justicia? La lealtad reclama cumplir la
palabra dada y los compromisos adquiridos, que son deberes de justicia. Por
ejemplo:
El matrimonio incluye el compromiso de no unirse con otra persona. El
adulterio es injusto. También es injusto el divorcio pues el matrimonio incluye
el compromiso de quererse para siempre.
El cumplimiento de contratos es un deber de justicia y de lealtad.
La perseverancia en una vocación es un deber de justicia y de lealtad pues
se aceptó ese compromiso con Dios. Un compromiso de amor maravilloso.
4. ¿Más ejemplos donde ejercitar la justicia?
Aceptar las reglas de juegos y deportes. Se trata a contrincantes y
compañeros como es debido.
Comportarse correctamente en una reunión, en una boda, etc., es muestra de
trato correcto a los demás, propio de la caridad y la justicia. Se incluye aquí
el comportamiento en las iglesias, tratando a Dios como es debido.
5. ¿Es suficiente con la justicia? La justicia sola no basta. Hacer algo
porque se debe cumplir es un motivo válido pero pobre. La justicia debe ir
acompañada de la caridad. Buscamos el bien de todos, y por esto también
queremos ser justos, pero no sólo justos, también buenos, generosos y amables
con los demás. Por ejemplo, conviene agradecer a las madres la comida que han
preparado.
6. ¿Conviene alimentar una actitud de reclamar deberes de justicia? No, no.
Hay derechos que conviene exigir. Sin embargo, la actitud general de reclamación
no es buena porque suele ir contra la caridad y la paciencia. Quejarse mucho
hace que el carácter propio se deteriore y se torne gruñón y agrio.
B. JUSTICIA CON UNO MISMO
1. ¿Qué significa ser justo con uno mismo? La justicia con uno mismo
consiste en tratarse a sí mismo como corresponde, como es debido. Cabe hablar
de esta justicia pues uno tiene deberes hacia sí mismo.
2. ¿En qué se basan las obligaciones de justicia hacia sí mismo? Estas
obligaciones vienen dispuestas por la propia naturaleza, es decir por el Creador.
Con otras palabras, la dignidad humana reclama unos deberes que cumplir.
3. ¿Deberes con el propio cuerpo? La justicia respecto al propio cuerpo
incluye tratarlo de acuerdo a su dignidad. Esto tiene muchas consecuencias. Por
ejemplo, no puede usarse del sexo de cualquier modo pues es algo de mucha
categoría, que une al matrimonio y les otorga el gran don de los hijos. Asimismo,
el aseo personal y un modo de vestir correcto son obligaciones que la dignidad
del cuerpo humano reclama.
4. ¿Más ejemplos? La justicia hacia el propio cuerpo incluye la obligación
de respetar la vida y capacidades del cuerpo evitando mutilaciones, suicidios,
borracheras, drogas, etc. Uno no puede usar su cuerpo como se le antoje, sino
que responderá de este cuidado ante Dios y ante los demás. Por ejemplo, una
familia, una empresa y un equipo de fútbol pueden exigir de alguien que no se
emborrache. Quien se emborracha incumple deberes hacia todos ellos y hacia sí
mismo.
5. ¿De donde procede la dignidad del cuerpo humano? Esta dignidad del
cuerpo se basa en que es humano, y no algo externo a nosotros. Somos cuerpo,
somos alma, somos cuerpo y alma a la vez. El cuerpo humano comparte la dignidad
propia del hombre.
6. ¿Deberes hacia la propia alma? El alma humana también exige sus
atenciones tanto en el plano humano como en el sobrenatural. Humanamente, conviene
desarrollar la inteligencia, la voluntad, y las cualidades o virtudes humanas.
En el plano sobrenatural, el alma requiere de la oración, la formación, la frecuencia
de sacramentos, etc.
C. JUSTICIA CON LOS DEMÁS
1. ¿Qué significa ser justo con los demás? La justicia con los demás
consiste en tratarles como corresponde, como es debido.
2. ¿En qué se basan las obligaciones de justicia hacia los demás? El motivo
principal es también la dignidad humana, que reclama unos deberes para cumplir.
Así que bastaría aplicar los párrafos anteriores. De hecho, ambos casos suelen
darse paralelamente; por ejemplo, quien respeta su propio cuerpo es fácil que
respete igualmente el de los demás.
3. ¿Más ejemplos? Veamos algunos deberes que la dignidad humana reclama:
Una persona no es un objeto, y no debe ser usada. La antigua esclavitud
sirve como ejemplo de este modo injusto de tratar a las personas. Un caso más
moderno lo encontramos en la manipulación de embriones.
Una persona no es un animal, y no debe ser tratada como un ser sometido a
sus instintos. Por ejemplo, la relación hombre-mujer es muy diferente a la
relación macho-hembra.
También hay ejemplos donde los dos casos anteriores se mezclan. Así, en la
pornografía se presenta a la mujer como un objeto que se usa para tener placeres;
y a la vez se considera al hombre como un animal al que se le da hembras.
Una persona no es sólo un ser material. Tener en cuenta sólo estos aspectos
es injusto pues olvida la parte espiritual humana. Por ejemplo, un médico cristiano
además de cuidar la enfermedad procura que el enfermo quede atendido en su vida
religiosa. La justicia nos invita a cumplir los deberes abarcando las
obligaciones económicas o laborales pero sin olvidar otros aspectos reclamados
por la dignidad humana.
D. JUSTICIA CON DIOS
1. ¿Qué significa ser justo con Dios? La justicia con Dios consiste en
tratarle como corresponde, como es debido, de acuerdo a su dignidad.
2. ¿Cómo se debe tratar a Dios? Se puede resumir diciendo que a Dios se le
debe dar el culto debido. No somos dioses sino criaturas, y esto incluye
deberes de adoración, reverencia, ofrecimiento de sacrificios, oración, etc. De
ahí que la asistencia a misa sea una obligación grave, y su incumplimiento es
una injusticia con el Creador, probablemente mucho mayor de lo que imaginamos.
3. ¿Más ejemplos de justicia con Dios? La adoración y culto al Creador se
muestra asimismo en el cuidado de los templos, que deben ser dignos del Señor
de cielo y tierra. También es necesario dirigirse a Dios en un tono respetuoso,
sin dudar nunca de su bondad ni de su amor.
4. ¿Es importante la justicia con Dios? El culto a Dios no es una cuestión
trivial, ni una bagatela. Es obligación seria. Cuando nos presentemos al juicio
divino, ante la enorme grandeza del Señor, nuestras faltas de reverencia y adoración
se mostrarán tremendas a nuestros ojos. Por ejemplo, ¿cómo pude dejar de rezar
un solo día?, ¿cómo pude hacer distraído una genuflexión?...
ER
Evangelho e comentário
Evangelho: Mc 4, 1-20
1 De novo começou a ensinar à
beira-mar. Uma enorme multidão vem agrupar-se junto dele e, por isso, sobe para
um barco e senta-se nele, no mar, ficando a multidão em terra, junto ao mar. 2 Ensinava-lhes
muitas coisas em parábolas e dizia nos seus ensinamentos: 3 «Escutai: o
semeador saiu a semear. 4 Enquanto semeava, uma parte da semente caiu à beira
do caminho e vieram as aves e comeram-na. 5 Outra caiu em terreno pedregoso,
onde não havia muita terra e logo brotou, por não ter profundidade de terra; 6 mas,
quando o sol se ergueu, foi queimada e, por não ter raiz, secou. 7 Outra caiu
entre espinhos, e os espinhos cresceram, sufocaram-na, e não deu fruto. 8 Outra
caiu em terra boa e, crescendo e vicejando, deu fruto e produziu a trinta, a
sessenta e a cem por um.» 9 E dizia: «Quem tem ouvidos para ouvir, oiça.» 10 Ao
ficar só, os que o rodeavam, juntamente com os Doze, perguntaram-lhe o sentido
da parábola. 11 Respondeu: «A vós é dado conhecer o mistério do Reino de Deus;
mas, aos que estão de fora, tudo se lhes propõe em parábolas, 12 para que ao
olhar, olhem e não vejam, ao ouvir, oiçam e não compreendam, não vão eles
converter-se e ser perdoados.» 13 E acrescentou: «Não compreendeis esta
parábola? Como compreendereis então todas as outras parábolas? 14 O semeador
semeia a palavra. 15 Os que estão ao longo do caminho são aqueles em quem a
palavra é semeada; e, mal a ouvem, chega Satanás e tira a palavra semeada
neles. 16 Do mesmo modo, os que recebem a semente em terreno pedregoso, são
aqueles que, ao ouvirem a palavra, logo a recebem com alegria, 17 mas não têm
raiz em si próprios, são inconstantes e, quando surge a tribulação ou a
perseguição por causa da palavra, logo desfalecem. 18 Outros há que recebem a
semente entre espinhos; esses ouvem a palavra, 19 mas os cuidados do mundo, a
sedução das riquezas e as restantes ambições entram neles e sufocam a palavra,
que fica infrutífera. 20 Aqueles que recebem a semente em boa terra são os que
ouvem a palavra, a recebem, dão fruto e produzem a trinta, a sessenta e a cem
por um.»
Comentário:
Este semeador de que
Cristo fala é o próprio Deus que não faz qualquer acepção de pessoas dando a
todos as mesmas oportunidades.
Às “mãos cheias” com
extraordinária prodigalidade vai lançando ao mundo a Sua palavra para que todos
– absolutamente – possam usufruir de quanto contém e, sobretudo, das
oportunidades de salvação.
O Reino de Deus é vasto
mas Ele chega a todo o lado enviando os Seus apóstolos de hoje – como fez com
os de ontem – a todos os lugares da terra.
E, como o semeador,
fica esperando com expectante interesse, como essa palavra, essa semente
lançada no coração dos homens, frutifica, dando muito e bons frutos ou, ao
contrário, estiola e morre sem nada produzir.
Ele, o Senhor, fez o
“Seu trabalho”, nós, homens, temos de fazer o nosso, isto é, receber essa
semente e cuidar com esmero desta dádiva absolutamente gratuita para, ao
ajudá-la a crescer e frutificar, possamos distribuir a outros essa semente,
palavra e garantia de Vida Eterna.
(AMA, comentário sobre
Mc 4, 1-20, 23.01.2018)